Hay signos que marcan los tiempos y parece ser que uno de los que marcan los actuales, tiene que ver con el proceso migratorio, uno que lo sentimos con dolor en nuestro país, cuando los ecuatorianos tuvieron que abandonar su tierra por situaciones de orden económico, por buscar empleo o por reunificar la familia.
Pero también lo sentimos cuando las olas de migración colombiana, movidas por la violencia, de la guerra no declarada y teniendo como telón de fondo la tragedia del narcotráfico, arrojan a miles de habitantes del vecino país del norte en la permanente búsqueda de paz y tranquilidad para realizar sus trabajos y criar a sus familias.
Más recientemente, la crisis humanitaria en la que se debate el pueblo venezolano, que, según estadísticas, han hecho que más de tres millones de venezolanos abandonen su país, también ha tocado las puertas del nuestro; se dice que alrededor de 400.000 habitantes de ese país, han llegado al Ecuador para quedarse y que más de un millón cruzaron toda la extensión del territorio nacional para llegar al Perú o dirigirse a otros países de la región.
Tampoco hemos sido extraños a la acogida de cubanos y haitianos, los unos víctimas de la situación creada por un gobierno que se mantiene por décadas y que no le da visos de salida a su propio pueblo; el otro diezmado por las fuerzas de la naturaleza y por la falta de respuesta de la comunidad internacional y de su propio gobierno.
Ecuatorianos mayoritariamente en EE.UU., España, en Italia; colombianos, cubanos, haitianos, venezolanos en Ecuador. Y eso que tocamos temas que nos atañen como país, sin mencionar lo que ocurre en otros territorios asolados por guerras, fundamentalismos, hambrunas y hasta el cambio climático, que son factor importante a la hora de determinar la salida en masa de la población.
La pregunta que nos hacemos es ¿Por qué los avances que la misma humanidad han generado, lo extraordinario de la ciencia, de la tecnología, de la innovación, no encuentran soluciones a los temas que hacen que la gente, en contra de su voluntad, tenga que abandonar sus casas? ¿Por qué los políticos no alcanzan la madurez que requieren las circunstancias que agobian a sus pueblos?.
La respuesta habrá que buscarla en la capacidad de educar a la población para volverla artífice de su destino, esa es la lucha en la que algunos no cejaremos jamás. (O)