Recuerdo una de las películas del agente británico del servicio secreto 007 James Bond, ‘Skyfall’, específicamente el diálogo que este agente mantuvo con su directora, “M”, a raíz de que ella tomó una decisión que, a saber de él, no fue la más adecuada: ella dice: “… tomé una decisión válida y lo sabes… llevas en esto lo suficiente; ambos, Bond”; a lo que él replica: “tal vez demasiado… ambos perdimos el toque”.
Hoy, ante las recientes declaraciones del presidente de Ecuador Guillermo Lasso, básicamente el mencionar la existencia de un supuesto triunvirato de la conspiración constituido -según indicó- por tres ecuatorianos de, más allá de afectos y desafectos, indiscutible trayectoria política o social: Don Jaime Nebot, Don Leonidas Iza y Don Rafael Correa; y sus replicas; me pongo en los zapatos del agente 007 para preguntarme: ¿Quizá llevan (nuestras actuales autoridades, y los actores políticos, en suma) demasiado tiempo pensando en qué va a decir la otra o el otro de su gestión, o de ella o él… o en cómo me defenderé de “esas indirectas”, en vez de centrar toda su atención en las necesidades de los pueblos? ¿Han perdido nuestras y nuestros representantes políticos el toque para dedicarse a lo que deben hacer, dado que para eso fueron elegidas y elegidos: para resolver las problemáticas sociales, tales como (en términos didácticos) reducir la pobreza, erradicar la delincuencia e incrementar el empleo? Solo son preguntas.
Me he formulado esas preguntas y hoy aprovecho este espacio para compartirlas con ustedes. ¡Posible que exista más de una persona sorprendida! Sí. Basta tan solo repetir algunos términos de “los dimes y diretes” entre el presidente Lasso y quienes él a apuntado como parte del presunto triunvirato de la conspiración: “mafioso”; “tumbarme del poder”; “obstrucción”; “precarización laboral”; “más impuestos”; “el triunvirato de la conspiración”, entre otros. ¿Usted, lectora o lector, siente tranquilidad plena al escuchar tales expresiones? Yo creo que no. Al menos en lo que a mí respecta, siento inquietud, siento que, quizá, como dijo James Bond en la película Skyfall: hemos perdido el toque. Aunque una gran parte de mí quiere pensar que no. Sin embargo, los tentáculos de la desesperanza intentan atraparme cuando, por ejemplo, leo la columna de la periodista Tania Tinoco, quien, refiriéndose a la carta que el presidente Lasso remitió al Director de Diario El Universo (fechada el 11 de octubre de 2021), asevera: “… calificativos del primer mandatario me impactaron… y más aún sus señalamientos y hasta acusaciones de ser parte de una campana de desprestigio en su contra. Considero que hacer pública la carta es, además, una forma de advertirnos a todos”.
Mi señora madre siempre me dice: sincérate, es lo mejor para solucionar todo. Y también: las críticas no son todo; sí lo es la propuesta. En consecuencia, vamos para allá:
Presidente Guillermo Lasso, desde mi legitimidad como ciudadano honesto, y siendo respetuoso y categórico: es momento de enmendar, y de evaluar hasta qué punto algunas y algunos de sus colaboradores le conducen al error, y cómo ese error nos está costando a todos. Usted es creyente practicante. Dios a través de su Hijo nos ha dicho: siempre se puede retomar el camino correcto. Hoy, desde su posición como representante de la nación ecuatoriana, puede retomar el camino, contestar con obras (no con buenas intenciones, como me lo decía mi confesor jesuita) a quienes le señalan por su trabajo visto a través de la gestión de sus colaboradores y que, según esas voces, “no se siente” y que quienes le critican por su justificación de “… tan solo ha pasado cuatro meses que estoy en el cargo…”. Presidente Lasso, no le pido que recupere el toque, porque estimo no lo ha perdido. Sí que se detenga, en su soledad del poder reflexione en las problemáticas que hoy nos azotan como sociedad y en quienes usted ha convocado para que le ayuden y que, actualmente, no hacen sino provocar mayores tensiones por sus casi nulas acciones y múltiples omisiones. Soy optimista. Dudo lo que ha opinado la periodista Tania Tinoco. Creo en usted y en su propuesta de libertad y respeto a los DD.HH. Y sé que tiene muy en mente la sentencia de la CORTEIDH en el caso Kimel vs. Argentina, donde se indica que quienes se desenvuelven en el sector público deben estar revestidos de una tolerancia mayor ante el escrutinio ciudadano.
Seguridad: presidente Lasso, en Guayaquil la situación se está complicando. La delincuencia se ha extendido al interior de los Centros Comerciales. Incluso una reportera de TC TV exclamó su desesperación: “Guayaquil está invivible”. En diversas ocasiones me he permitido solicitar a su representante en la provincia del Guayas (el Gobernador Arosemena) que la ciudad requiere de un estilo de liderazgo distinto, y de gobernanza efectiva. Que se demanda de notoriedad y de demostración que la Intendencia y la Gobernación dan seguimiento al ciudadano, que están ahí, que persiguen hacer “lo imposible” … pero, sinceramente, no se aprecia voluntad. Presidente Lasso, bastaría tan solo que se decida un acercamiento con la Embajada de Israel solicitando cooperación en seguridad y defensa. Solo se necesita que se conozca cómo con el frente privado y académico la Gobernación del Guayas se puede apoyar para obtener resultados no solo correctivos, sino preventivos. El delincuente hoy no teme. Se requieren acciones contundentes para que vuelva a temer. No tan solo unos cuantos tuits con estadísticas por casos que se hacen públicos. Lo grueso está en lo “no público”, en las sombras.
Culmino, tan solo, presidente Lasso: no permita que lo aíslen, ni que decidan por usted. Soy audaz en manifestar que más de uno piensa que tal situación está ocurriendo. Ciertamente casi todos sus colaboradores son jóvenes. Usted confía en ellos. Eso no es ilegal. Y es correcto. No obstante, la inexperiencia en el sector público de ellos provoca consecuencias como las que tenemos. Cito tan solo una de esas: no hay operador político entre usted y el legislativo. Sugiero que se permita y se brinde tiempo en valorar quiénes tienen ese conocimiento académico y empírico, y les convoque. Hay muchas y muchos que estamos preparados. Tan solo cometimos el pecado de dedicarnos a formarnos y ser más técnicos y políticos (para el consenso) y no políticos partidistas.