Publicidad

Ecuador, 23 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Mauricio Riofrío Cuadrado

Quito de Pabel y de todos

19 de marzo de 2023

Las primeras manifestaciones públicas del alcalde electo de Quito nos hacen suponer que se vienen tiempos agitados y de cambio en la capital de los ecuatorianos. La fluidez y facilidad de palabra del alcalde entrante genera expectativas, pero los quiteños deben diferenciar la retórica de la verdadera acción. El discurso vence, las acciones convencen y esa línea debe primar en la gestión municipal, indefectiblemente se debe sobrepasar el dicho para llegar al hecho.

El alcalde electo Pabel Muñoz ha propuesto eliminar la posibilidad de que los ediles sean parte de los directorios de las empresas públicas metropolitanas, que fuera implementada por Augusto Barrera (2009-2014). El argumento sería mejorar la gobernabilidad y evitar chantajes, negociaciones oscuras, corruptelas y tráfico de influencias. 

La reflexión para decidir sobre la conveniencia o no de la propuesta se debe centrar en la creación de un mecanismo efectivo, transparente y sin trabas para la fiscalización, tarea natural de los concejales. Para legislar y fiscalizar es coherente que éstos conozcan, de primera mano, todo lo que se hace y se deja de hacer en la ciudad. La gestión municipal está vinculada precisamente a los directorios que son los escenarios por donde pasan casi todos los actos y acciones en beneficio o detrimento de la ciudad. 

Si bien es cierto, los ediles, una vez fuera de los cuerpos colegiados, podrían atiborrar de requerimientos de información para cumplir con su misión y revisar ex ante y ex post lo actuado, esa no es la vía más expedita. El camino idóneo está en el día a día, está “donde las papas queman” y esa circunstancia se desarrolla en las sesiones de directorio de las diferentes instituciones, en la práctica, solo ahí se puede efectivamente, sugerir, advertir, consensuar y coadyuvar las necesarias acciones para la comunidad. 

Quizá limitar la capacidad de los concejales en las decisiones propias del ejecutivo sea la solución, mantenerlos en los directorios con voz y sin voto, en una suerte de control político y paralelamente crear unidades de compliance (monitoreo y cumplimiento de la normativa) en cada una de las empresas para que, a modo de alerta temprana, vigilen, prevengan y sancionen, puede ser una alternativa válida.

Por otro lado, en Quito, históricamente se repite un error que podría ser uno de sus más graves problemas, primero se construye y regulariza y luego se traza y proyecta, cuando lo racional es exactamente todo lo contrario. El concejo en pleno deberá resolver de manera técnica, lejos de la demagogia, el ordenamiento y regularización de barrios, ahí empezarán los descontentos y las frustraciones, es donde el violín de la campaña se transforma en la guitarra de la realidad. 

La afirmación de Pabel Muñoz, ungido por el 25,18 % del electorado capitalino, quien ha exhortado a los quiteños a despojarse de la visión cultural europea, no es otra cosa que una agresión intolerante a las diversas formas de ver y entender el mundo, no considera simplemente que, la libertad es un valor superior que rebasa las novelerías, tendencias e ideologías de las autoridades de turno. 

Si en Quito no hubiera estado presente, a través de la historia, la mentada visión cultural, no habría sido posible la declaración de patrimonio cultural de la humanidad, que se produjo gracias a toda la infraestructura colonial del centro histórico. La historia no se puede negar de un plumazo, vale decir que los prejuicios y radicalismos no son buenos consejeros para nadie.

Quito al final del día, no merece lo de hoy, una imagen deteriorada de la ciudad que deja el alcalde saliente, político sin liderazgo, tan carismático como un huevo sin sal, que nunca entendió la transición y pretende dejar, entre discursos vacíos e intrascendentes, placas conmemorativas antes que obras puestas en marcha, verbigracia la fallida inauguración del Metro que, de fecha en fecha y con cualquier pretexto se pospuso, cuando siempre se supo que faltaban rubros por terminar y conflictos por resolver. 

El reto está planteado y el alcalde Pabel Muñoz tiene la obligación moral y legal de ser un alcalde para todos, para los que votaron y no votaron por él, hoy tiene un voto de confianza que de ninguna manera es un cheque en blanco. 

Quito, por el momento, confía y espera, con el civismo a flor de piel, con la letra de su himno que retumba en la mente y en el corazón de todos, sin distinción alguna.  

“…porque te hizo Atahualpa eres grande y también porque España te amó…”

Contenido externo patrocinado