Con el voto de febrero 2021 están en juego salir de la crisis o caer en una tragedia similar a la venezolana. Por esto, pese a las actuales circunstancias, la ciudadanía debe comprender, sobre todo, las propuestas de los candidatos, desde aquellas serias y posibles, hasta las populistas y falaces. Al efecto, los medios de comunicación y la opinión pública jugarán un rol central en las próximas elecciones.
Conviene hacer una trilla política con lo que nos transmitan los medios y la opinión pública, quitar la paja del grano, para quedarnos con lo positivo de las ofertas de campaña, propuestas viables para recuperarnos y seguir construyendo el país tantas veces ofrecido, pero lamentablemente, aún lejano.
Debemos exigir claridad en temas de fondo: régimen democrático y separación de poderes; tamaño del Estado; justicia; dolarización; derechos sociales, salud, trabajo, alimentación y educación en todos los niveles; investigación; interculturalidad; género y diversidad; modelo económico y aprovechamiento de los recursos naturales; economía digital y tecnología; descentralización; simplificación y racionalización del régimen tributario para recuperar la economía y generar condiciones favorables a la inversión y producción; seguridad ciudadana; política exterior en materia de integración regional, y relaciones de cooperación y comerciales con el resto del mundo. Los candidatos también deben decir su posición sobre una eventual nueva constituyente, y acerca de reformas a las principales leyes de la república.
Como el tiempo de campaña será muy corto, y existen limitaciones para mítines, caravanas y recorridos a pie, la comunicación política puede usar las peores armas para captar votos; por lo que corresponde orientar, educar e informar al electorado. Que fracasen los mercachifles de la política, los que manipulan con propuestas pobres para la pobreza; que triunfen quienes planteen ideas inteligentes, viables y acordes a la realidad. (O)