Después de los sucesos del sábado, me levanté ayer con la sorpresa de que la derecha se adjudicaba el triunfo del año y al son de la izquierdosa “Maza… sin fronteras” se tocaba con una corona de laureles y plumas aportadas por el movimiento indígena, toda una verdadera fanesca ideológica y por eso creo que se incurre en un error de interpretación al intentar derechizar el resultado de las elecciones y buscar ganarse indulgencias con avemarías ajenas.
Evidentemente que los resultados no son los esperados por el Gobierno, pero no es menos cierto que estos no constituyen un triunfo de la derecha porque la oposición dura la hicieron la izquierda radical y algunos grupos indígenas. A la hora de la verdad entre los que votaron todas o algunas preguntas por el No, están desde los que votaron contra el Gobierno hasta los que votaron en contra de una pregunta específica y son seguidores de Correa. Entre los actores políticos que estuvieron contra la consulta, no existen coincidencias ideológicas. Si, como consecuencia de los resultados, la izquierda radical o los grupos indígenas opositores y el Gobierno logran llegar a algunos acuerdos programáticos, será la derecha la que tenga que pasar el trago amargo, porque al final de cuentas los demás son de izquierda y con mayores afinidades.
Quién ganó o quién perdió es relativo en los empates, los que votaron a favor de algunas preguntas y en contra de otras no podrían decir que ganaron o perdieron del todo, simplemente ejercieron su derecho a manifestar lo que querían o no que impulsara el Gobierno. Que la situación fue incómoda por anticiparse a celebrar, es verdad; que para todos los medios fue incómodo, es verdad; pero más allá de eso, los fines que perseguían esas preguntas tienen salida a través de la Constitución y de tratados internacionales.
Lo importante del resultado depende del cristal con que se mire, pues lo bueno de las circunstancias adversas a un gobierno es que vienen llenas de oportunidades para reflexión, análisis y autocrítica y para efectuar cambios que demuestren que sí hay verdaderos ajustes para enrumbar las cosas por caminos más plurales. Esta consulta deja ver que el nivel de confrontación debe bajar, que el debate tiene necesariamente que circunscribirse a las ideas, que hay que revisar la correlación de fuerzas, perseguir la corrupción, que no se puede seguir el juego a quienes intentan polarizar el país y que no se puede desestimar el criterio de quienes piensan diferente a nosotros.