La necesidad de llegar a grandes acuerdos en la acción sobre lo que está ocurriendo con el clima en el mundo, parecería ser un imperativo para todos los países que concurran a la reunión de Naciones Unidas a llevarse a cabo en Glasgow, en la denominada Coop26.
Para ello se han propuesto objetivos como la urgencia de avanzar hacia una economía neutra en carbono, poniéndose metas claras y sobre las que haya el compromiso de los países en cumplirlas, y si no son los países, al menos las grandes ciudades, porque éstas tienen una acción más directa sobre lo que ocurre en el día a día en sus respectivos territorios.
Lo otro que siempre se pone a prueba en este tipo de reuniones, es la capacidad de ponerse de acuerdo y llevar a cabo estos acuerdos, es decir cuán efectiva es la cooperación internacional, más allá de la parte discursiva, con acciones concretas y sostenibles en el tiempo.
Esa delicada tarea de encontrar un equilibrio entre las aspiraciones económicas y sociales con las ambientales es lo que entra en debate al final de los días, considerando, además, la enorme asimetría que existen entre los diferentes países asistentes.
Por ello y por la evidencia de lo que ocurre con las variaciones en el clima del planeta, es que todos los ojos están puestos en Glasgow, esta ciudad escocesa, perteneciente al Reino Unido, situada a orillas del río Clyde en las tierras bajas de Escocia. Es, además, la ciudad más poblada de Escocia y la tercera del Reino Unido.
Hay expectativas, si bien se conoce que las circunstancias post pandémicas no son las mejores tanto por la crisis social como económica que afecta a los países. Sin embargo, la presión de los grupos ambientalistas y la evidencia de la afectación al clima serán los mejores argumentos para conseguir algunas resoluciones.