Cien mil manifestantes protagonizaron una protesta integrada por estudiantes secundarios y universitarios, maestros y empleados públicos, a fines del mes pasado en Santiago de Chile. Esta vez la prensa nacional e internacional se hizo eco del descontento, lo que no aconteció sino en última instancia con la huelga de hambre cumplida por miembros de la etnia mapuche. Recientemente los trabajadores de la poderosa empresa del cobre, Codelco, realizaron su primer paro laboral en 18 años.
Cabe entonces preguntarse qué está sucediendo en el país austral. Con un crecimiento de su economía del 7% y un nivel de desempleo que se mantiene en un 7,2%, todos hemos recibido durante años las noticias de la prosperidad de ese país al cual las élites latinoamericanas pintan como ejemplar. Evidentemente quienes visitan Chile se encuentran con una sociedad aparentemente opulenta, en la que sobresalen las más modernas construcciones y las modernas fábricas; el lujo es visible. Nuestros profesionales, especialmente del área de la salud, emigran desde hace varios años hacia allá, atraídos por los buenos ingresos que obtienen los profesionales de la rama. Se predica, además, que la seriedad de sus dirigentes ha permitido que, aunque se sucedan en el poder fuerzas de distinto signo político, el modelo económico exitoso se mantenga.
Sin embargo, las encuestas muestran que el presidente Piñera apenas mantiene un 31% de apoyo a su gestión y que el rechazo a la misma sobrepasa el 60%. Según los mismos datos, tampoco el pueblo añora la Concertación, que es desaprobada por un 68% de los chilenos. ¿Qué pasa entonces en Chile?
Quizás la clave se encuentre precisamente en esa continuidad en un modelo de desarrollo excluyente de las grandes mayorías como corresponde a las concepciones neoliberales. Por ello los jóvenes no piden solo más dinero para sus estudios sino el libre acceso y gratuidad para que entren a sus aulas quienes provengan de la clase media baja de la ciudad y el campo. Los mineros no quieren que con subterfugios se privatice ese 30% que aún es de propiedad común, de ese “sueldo de Chile” como llamó al cobre Allende, cuando lo nacionalizó en su gobierno hace 40 años.
Por todo eso perdió la Concertación, porque no representaba en lo económico una diferencia real con la derecha. El voto por Piñera fue de protesta.
En suma, lo que muchos reclaman es el abandono de la política neoliberal y la incorporación de Chile al cambio exitoso que vive América Latina.