La administración actual de la ciudad, tiene varios retos para los meses restantes de gobernación, entre ellos está el tema de la movilidad. La capital de los ecuatorianos en la última década ha sufrido problemas de movilidad. Por un lado, la congestión vehicular, debido al crecimiento del parque automotor que supera los 600.000 autos, con una tasa de crecimiento aproximada del 7,5 % anual durante los últimos 10 años; y, por otro, el sistema de servicio público de transporte que no satisface las necesidades de los usuarios.
El proyecto más importante en movilidad “El Metro de Quito”, ha sido cuestionado no solo por el deficiente avance de su obra, sino también por definir quien llevará a cabo la gestión y operatividad del mismo. Han pasado tres administraciones desde que inició la obra y no se ha podido definir la fecha de entrega de este emblemático proyecto de transporte que esperan los ciudadanos. Sin embargo, es importante determinar que la ciudad de Quito necesita varias alternativas en materia de movilidad; es necesario apuntar al mejoramiento y seguridad del transporte público, analizar las diferentes arterias viales de ingreso y salida de la zona céntrica de congestión, así como también proponer alternativas de movilidad que no solo se enmarquen en las disposiciones de restricción vehicular el “hoy no circula”.
Una de las estrategias debe apuntar a la creación de vías de acceso a la ciudad de carácter urbano, esto es: mayor accesibilidad desde los valles de los Chillos y Cumbayá, el sur y norte de la ciudad que actualmente son los puntos críticos de congestión vehicular, lo que genera mayor contaminación ambiental y déficit de tiempo operativo de las personas al trasladarse de un lugar a otro. En Quito el promedio de movilidad en tramos de 15 a 20 kilómetros de distancia supera los 60 minutos en horas pico, definitivamente es un problema latente tomando en consideración la geografía de la ciudad.
Ya es hora de pensar en vías paralelas que permitan descongestionar los accesos a la ciudad, así como también trabajar en temas de seguridad y calidad en el transporte público, mejorar la infraestructura de las paradas de buses, gestionar el tema de rutas y alimentadores, incentivar al ciudadano al uso de bicicletas y otros medios de transportes alternativos y sobre todo realizar una correcta verificación del estado de las unidades de transporte en todas sus categorías.
No se conoce con exactitud cuándo se entregará el Metro de Quito que es una de las alternativas en movilidad, hasta entonces pensemos en otras alternativas.