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El Telégrafo
Fernando López Parra

¡Qué nos vaya bien!

14 de enero de 2021

Cuando el derecho al voto se puede ejercer en las urnas, hay un momento, a la hora de votar, en el que se siente uno solo con la conciencia para poder actuar. Al pararme en el cubículo y buscar la casilla en la que voy a marcar mi decisión de votar, para decidir y escoger el candidato de mi elección, la pregunta que salta a la mente es: ¿Por qué estoy votando por ese candidato? Las respuestas en términos reales o subjetivos pueden ser simples o innúmeras, pero la complejidad de la decisión por quién votar es difícil y muy importante.  Se vota no solo de forma individual sino para todos los que conforman la sociedad.

Una de las vías es la reflexión si lo que voto esta respaldado en el mito o en la verdad. El mito es una explicación irracional o un exceso de figuración o de discursos, no hace una explicación de la verdad y esto se puede resolver con las siguientes peguntas para aproximarnos a la verdad: ¿Me ofrecieron algo a cambio? ¿Me están presionando para que lo haga? ¿Estoy haciéndole un favor a un amigo? ¿Estoy votando por rencores? ¿La ideología que tiene ese candidato es cuestionada? ¿Los principios que yo profeso están en relación con mi decisión? Y, principalmente. ¿Mi voto por ese candidato garantiza el futuro de nuestra sociedad? Éstas son algunas de las preguntas complejas que tenemos que hacernos antes de ejercer el derecho al voto.

El voto es un deber también, la responsabilidad con nuestra familia, con nuestro país y con nosotros mismos. Votar por quien verdaderamente creamos que es la mejor opción y no por las razones equivocadas es el reto. Sabemos que cuando votemos y estemos solos nadie va a estar allí para decirte por quién debes votar. Solo estás tú, con tu conciencia y con lo que sabes.

Otra dimensión importante en juego es fortalecer la democracia con el voto consciente. No es posible votar por propuestas que vayan en contra de los valores supremos del Estado, no podemos darnos el lujo de votar por candidatos que piensen que las instituciones del Estado son de propiedad de ellos y que den paso a que sus colaboradores hagan uso alegre de los recursos del Estado en beneficio de ellos y de sus familias. Cuidado con votar por gente que no tenga la preparación en conocimiento y en valores éticos para que represente a nosotros mismos.

Sabemos que hay limitaciones con los partidos políticos desde hace mucho tiempo y que se han convertido en meros instrumentos electorales, hay una clara ausencia de ideas y de propuestas, pero esto es lo que tenemos en las manos para decidir. La conciencia y el conocimiento es clave para poder votar en las próximas elecciones del 7 de febrero, se juega el futuro de nuestra sociedad y también de la vida de nuestros hijos. ¡Qué nos vaya bien!

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