Entre las lecciones que entendieron los líderes de izquierda que desde la década de los 70 del siglo XX pregonan el discurso del cambio social es que en democracia todo es posible. Porque de esta forma se reivindicaba la muletilla del “poder del pueblo” como tangible, mediante el voto popular. Con esto, evitaban la toma del poder por la fuerza, a través de las armas, las guerrillas, la muerte del mismo pueblo; pues solo consiguieron que ese pueblo tome distancia de ese discurso o lo rechace.
En la praxis, establecer que la democracia implica no solo tener poder para cambiar las estructuras, sino que también implica alternancia, honestidad, coherencia, autocrítica, participación y, sobre todo, evolución. El estilo del viejo politburó soviético, solo generó una élite anquilosada con poder burocrático-totalitario; y, autocrático en algunos casos.
Ecuador lo vivió en el estilo violento con que el desaparecido Movimiento Popular Democrático manipuló entidades de educación pública. Pero el estilo autocrático lo padecimos recién durante la década correísta, que adaptó el mismo estilo corporativista del MPD, para desde el gobierno, y con dinero público, cooptar entidades sociales y ciudadanas de base, bajo la premisa de lealtad a un solo caudillo.
Y no es una tendencia única del país. Este modelo autocrático, disfrazado de izquierda, ha trastocado el concepto de democracia, para orientarla al cacicazgo cesarista del líder fuerte que, decide incluso sucesores. No es un modelo izquierdista per se, sino es autoritario. En República Dominicana el sanguinario dictador pro yankee Leónidas Trujillo, tuvo presidentes títeres elegidos en votaciones fraudulentas y un país a su nombre. Pasó con el México del PRI. Pasa con las oligarquías familiares o partidistas de Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Bielorrusia, Turkmenistán y otros bajo gobiernos totalitarios aliados del eje ruso-chino.
Izquierda debería significar: igualdad de derechos, libertades, justicia social, laicismo, participación, feminismo, ambientalismo, honestidad, diálogo, ecuanimidad, cero populismos, cero clientelismos, no conservadurismo estatal, no homofobia, no autoritarismo y mucho derroche educativo, salud, ciencia y cultura para todos.