Muchos de los ciudadanos comunes apoyamos la Revolución Ciudadana y sus principios, pero hay cuestiones que nos confunden y que pedimos se nos aclaren.
Una posición coherente del presidente Correa ha sido su lucha por la no violencia y ha llevado el mensaje de la paz a foros tan importantes como las Naciones Unidas. El país ha restaurado relaciones con los dos vecinos fronterizos, hemos superado el bombardeo de Angostura y hasta olvidado las aspersiones aéreas con glifosato en el norte. Todo en aras de la paz mundial y regional. Nos hemos opuesto como país y como ciudadanos a derrocamientos violentos de gobiernos democráticos, a invasiones e injerencias bélicas. En la pasada consulta popular se incluyó una pregunta para evitar espectáculos con la muerte de animales. Se discute una ley que controlará los contenidos de violencia y discriminación en los medios. Se reemplazó la fabricación artesanal de 5 mil armas por año en la población de Chimbo por la elaboración de pupitres escolares desde donde los niños aprendan la convivencia en paz.
No entendemos que tras el posicionamiento gubernamental sobre la vida, los derechos humanos, la ecología, se anuncie con bombos y platillos que el Ecuador se convertirá en fabricante de 40 mil armas de alta tecnología, las Colt M4. Esta arma automática de disparo repetitivo de 30 balas de alta penetrabilidad, utilizada como fusil de asalto (reemplazó al temido M16), es el principal instrumento de guerra de la infantería de los Estados Unidos y del equipo SWAT; ha sido usada en las guerras de Irak y Afganistán, en el conflicto armado de Colombia y en la lucha antinarcóticos en México. Tiene como aditamentos un visor óptico nocturno y un lanzagranadas, “estilo Rambo”. Es decir, es un arma mortífera que no se usa en tiempos de paz. Es un arma de “guerra buena” o de “guerra mala” que siempre mata personas.
La economía de la muerte, como se ha llamado a la fabricación y tráfico de armas, es uno de los negocios más lucrativos. Los mayores productores y exportadores de armas son los neocolonialistas países del G8. Las armas resultan siempre devastadoras. Las personas mueren por balas, minas, misiles, granadas, etc. En un solo año, 600 millones de armas ligeras acabaron con la vida de 300 mil habitantes del tercer mundo.
La paradoja ética y moral persiste: armas que matan en el tercer mundo alimentan a familias respetables del primer mundo, y al parecer el Ecuador se involucrará en esto. Tamaña contradicción de una política de paz. No lo entendemos. Que alguien nos explique.