La crisis diplomática entre Ecuador y México ha generado dos tipos de escenarios. Por un lado, la exposición negativa en el ámbito internacional y, por otro, un reposicionamiento de la política interna del país previo a la consulta popular.
En el ámbito externo, nuestra imagen se ha visto afectada por la violación al Derecho Internacional, a través del cual se regulan las normas de conducta entre los Estados. Se generó una condena de la comunidad internacional producto de la irrupción en la Embajada mexicana. Este hecho afectará la reputación del Ecuador hacia afuera y seguramente estará acompañado de sanciones a largo plazo.
Al despropósito producto de la irrupción en la embajada mexicana, lo acompañó la incursión del presidente mexicano en la política interna del Ecuador, a través de sus desatinadas declaraciones y posterior otorgamiento de asilo político a una persona sentenciada por la justicia ecuatoriana.
México ha pedido reparaciones integrales y ha solicitado la condena al Ecuador en la comunidad internacional. Ha impulsado su demanda en la Corte Interamericana de Justicia y habrá que seguir detenidamente ese proceso. Si bien ello tendrá afectaciones para el país, se trata de un proceso largo donde cada parte deberá ejercer su defensa, la cual estará acompañada de varias notificaciones y audiencias.
En el ámbito interno, el escenario configurado es favorable al régimen, pues no solo logró dar un golpe de efecto previo a la consulta manteniendo sus índices de aceptación, sino que fue la oportunidad perfecta para romper sus relaciones con el correísmo. Los cambios al interior de la Asamblea revelan la posibilidad de configuración de una nueva mayoría que podría ser liderada por el Gobierno.
Los análisis realizados en torno al conflicto han variado, desde la provocación del presidente AMLO para involucrar al Ecuador en un conflicto internacional, hasta la generación de una estrategia política impulsada por el gobierno ecuatoriano, utilizando la figura de Jorge Glas, a fin de simplificar la discusión pública. En este cruce de discursos, la revolución ciudadana fue la gran perdedora.
Las imágenes de los últimos días han retratado la situación de una agrupación política que ha entrado en un punto sin retorno. Colocar a Jorge Glas como eje central de su discurso fue un gran error estratégico. Ello, sumado a los pedidos de sanción para el país por parte de Rafael Correa y las bajas al interior de la Asamblea, dejan muy mal parada a esta organización. ¿Será el inicio del fin?