El correísmo es el gran ganador con el archivo de la ley económica urgente. Pero se trata de una victoria pírrica. El bloque del aliancismo ortodoxo se impuso a su gemelo moderado para producir un bloqueo imposible para el oficialismo. El objetivo consiste en crear las condiciones para recuperar el poder. ¿Es una coincidencia que el correísmo y el socialcristianismo voten juntos en la coyuntura actual?
La Concentración de Fuerzas Populares fue el apéndice estratégico del socialcristianismo en la oposición al socialdemócrata Rodrigo Borja entre 1988 y 1992. A mitad de período, el Partido Roldosista Ecuatoriano sustituyó al CFP y se convirtió en su heredero histórico. Desde 1992 el Partido Social Cristiano y el PRE se coaligaron para oponerse al gobierno del republicano Sixto Durán-Ballén en los dos períodos legislativos, entre 1992 y 1996.
El PSC consiguió mantener unido su bloque, salvo una sola baja, con 20 de 77 diputados e incrementar a 26 en las elecciones intermedias. Por el contrario, el PRE se desgranó cayendo de 15 a 5 legisladores y conservando 10 puestos en las elecciones de mitad de período.
Aun frente a este notable debilitamiento, en 1996, el PRE consiguió el gobierno con la victoria de Abdalá Bucaram y, tras disputarla con el entonces diputado Jaime Nebot, el PSC se mantuvo en la oposición para luego cogobernar durante el período de transición del alfarista Fabián Alarcón y en la Constituyente de 1998 con la democracia cristiana, el alfarismo radical y el liberalismo. En las presidenciales siguientes, las que eligieron al democristiano Jamil Mahuad, el PSC anunció que no presentaría candidato propio.
La carta que juega el PSC consiste en usar al bloque de la Revolución Ciudadana como ya lo hizo en el pasado con el CFP y luego con el PRE. Como en su momento sucedió con el roldosismo, el correísmo, heredero auténtico del populismo demagógico, eventualmente podría recuperar el poder, pero de forma perentoria, repitiendo este ciclo de la historia. (O)