Contrariamente a lo que se cree, Guayas no es la provincia más violenta del país. Sobre la base de un análisis que considera datos reales de población vs muertes, la provincia más peligrosa es Sucumbíos, le siguen Los Ríos, Guayas y Manabí.
Mas allá de estos datos que nos revelan que en el país hay lugares olvidados, si en algo todos coincidimos, es que a nivel nacional existe un crecimiento exponencial de las actividades delincuenciales, provengan del narcotráfico o de la delincuencia común. Los ecuatorianos sentimos que las ciudades en que habitamos cada vez son más inseguras. Tenemos miedo, mucho miedo de salir a la calle, no importa si es de día o de noche.
Luchar contra la delincuencia implica combinar la represión al delito, con actividades de inteligencia como tarea indispensable del Estado para combatir a la delincuencia organizada.
Las tareas de inteligencia están a cargo del Centro de Inteligencia Estratégica (CIES), que sustituyó a la desprestigiada Senain.
Al asumir el poder el presidente Lasso dijo que cerraría el CIES, pero no lo hizo. Nombró su director a Galo Robalino, un empresario cercano, que poco o nada sabía de seguridad. Robalino había desarrollado su actividad en los campos petrolero, inmobiliario camaronero y en la joyería. Tras pocos meses en el cargo, tuvo que retirarse a pedido del presidente tras una denuncia de que no había pagado impuestos por muchos años. En septiembre Lasso nombró al coronel retirado Fausto Cobo para dirigir el CIES.
Nombrar a la cabeza de la inteligencia de un país, no debería ser una decisión que se toma a la ligera, sobre todo porque el CIES es la cabeza del Sistema Nacional de Inteligencia y debe generar alertas y asesorar de manera oportuna en la toma de decisiones al más alto nivel.
Los servicios de inteligencia no se forman de la noche a la mañana, requieren de un proceso largo y sistemático y es por eso, que nos preocupa lo que sucede con la institución.
Y nos preocupa no solo porque no hemos visto a Fausto Cobo en estos días, sino porque da la impresión de que muchas de las medidas que está tomando el gobierno responden a la coyuntura y no a una estrategia de seguridad integral del Estado. ¿Trasladar al viceministro del Interior Max Campos a Guayaquil va a solucionar en algo la crisis? Mover policías de otras plazas para llevarlos a Guayaquil puede solucionar momentáneamente el problema en esa ciudad, pero significa descuidar otras plazas.
Un Estado carente de recursos debe priorizarlos en base a una estrategia claramente definida, la cual no está clara.
El país exige saber qué está haciendo el CIES. Queremos una estrategia de seguridad pública, convertida en política de estado. Una estrategia que contemple, además, la transparentación de la situación interna de la Policía y de las Fuerzas Armadas, acusadas de tener narcogenerales en sus filas. La lucha debe empezar en casa, ser rápida y oportuna.
Imposible defender de la delincuencia común y el narcotráfico a Sucumbíos, Los Ríos, Guayas, Manabí y al resto de provincias, con instituciones desgastadas y desacreditadas, sin estrategias claras, ni políticas de Estado en materia de seguridad.