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El Telégrafo
Ramiro Canelos

Protestas en Cuba

15 de julio de 2021

En estos días los medios de comunicación y las redes sociales han dado una importante cobertura sobre un hecho inusual en Latinoamérica: masivas protestas de ciudadanos en Cuba reclamando mejoras a su calidad de vida. ¿Cómo entender este hecho? El contexto desde la economía cubana es muy complejo, especialmente por varios factores que vienen alineándose simultáneamente como una tormenta perfecta. Entre los principales está el impacto de la pandemia con efectos devastadores en uno de los sectores que más divisas le procura a Cuba que es el turismo y también en su principal oferta exportable (ron, tabaco, azúcar) al ser productos – los dos primeros - cuyo consumo se ha reducido notablemente. Otro factor principal es el endurecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos, que le ha provocado graves consecuencias en el suministro de combustible, reducción en el flujo de visitantes, limitaciones a las inversiones externas y la exportación de servicios médicos, y el freno al envío de remesas con graves y directas consecuencias en la población cubana.

Por cierto, el embargo es cruel e inapropiado. El propio gobierno cubano admite que el perjuicio del bloqueo alcanza los 5.000 millones de dólares en un año. Un tercer factor es su sistema monetario y cambiario que tiene casi insalvables dificultades de financiamiento externo y que además no da ninguna certidumbre provocando un desmesurado mercado negro con la expectativa latente de que en cualquier momento habrá una macro devaluación del peso cubano con la consecuente espiral inflacionaria, la misma  que ya está presente pues la mayoría de productos se importan, a lo que se suma la reducción de subsidios a empresas estatales y a los servicios públicos con la fijación de nuevas tarifas decretado por el propio Gobierno en el medio de un proceso de reformas para incrementar la participación del sector privado – que se ven bien en el papel - pero que a finalmente no se ejecutan, constituyéndose de facto en una resistencia a insertar su economía en el sistema capitalista.

Condenados al atraso sistemático en el desarrollo de su economía y sociedad a nombre de un sistema socialista fracasado, la anacrónica dirigencia política prefiere sacrificar a su pueblo y lo mantiene en pobreza permanente y sistemática, ahora en niveles de ayuda humanitaria, en donde la escasez en todos los ámbitos es la moneda de cambio de la Cuba actual. Las protestas ciudadanas del pueblo cubano, no de grupos de oposición política porque no existen, hacen escuchar su clamor y desesperación por alcanzar niveles elementales de vida. Debemos apoyarlos y guardar la esperanza de que este sea el inicio del fin de un modelo económico que sin los salvavidas de Rusia y Venezuela se hunde indefectiblemente.

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