Marco Montesdeoca llegó hace unos dos años una noche a mi casa con la novedad que quería mostrarnos unas fotos que había tomado en Japón de un geoparque.
Era la primera vez en mi vida que escuchaba esa palabra y estaba asombrado de la similitud geográfica entre el pueblo donde estaba este geoparque y Baños de Agua Santa, ambos al pie de un volcán; pero los nipones llenos de turistas e inversiones millonarias, nosotros vacíos y con los hoteles en quiebra o en venta. La crisis que arrastrábamos por casi diez años nos tenía contra las cuerdas.
No importaba cuánto promocionábamos ni cuántos periodistas invitábamos, la prensa nos despedazaba en cada erupción del Tungurahua y llenaba de pánico a los turistas y a nosotros, los habitantes de Baños, que aprendimos a convivir con el miedo a lo que la prensa diga del volcán, pero jamás al proceso eruptivo de esta montaña que nos da el agua termal, las cascadas, los ríos, paisajes y un clima hermoso, que nos ha hecho un destino excepcional.
Geocultura, geoturismo, geositios, Unesco, Red Europea de Geoparques, etc, enseguida se convirtieron en el marco teórico para reempaquetar Baños y mostrar el volcán como lo que siempre fue: un atractivo de valor planetario.
Llegó la idea a Rafael Correa y hace un año ofreció y ordenó que se avance con el geoparque de Baños. Reuniones por aquí y por allá, el proyecto empezó a desmayar al tratarse de un tema completamente desconocido en nuestro país, donde nunca pasamos de hablar de biodiversidad, sin entender que esta existe gracias a la geodiversidad.
Ya Baños con su turismo habitual, pocos interesados en el tema, ningún liderazgo, me había resignado a la desaparición del geoparque, incluso abandoné mi proyecto de un museo del volcán y las miles de fotos recopiladas.
La semana anterior la asambleísta Betty Carrillo llegó a Baños, no a visitar su casa sino convocando a una reunión ampliada entre ministerios, instituciones, municipios y demás involucrados en el tema.
De los expositores, los antes vistos como grandes difusores de malas noticias -los vulcanólogos del Geofísico- fueron las estrellas que mostraron los increíbles atributos científicos y turísticos del Tungurahua y alrededores, al punto que emocionaron a todos, a lo que se sumó la energía –también medio volcánica- de Betty y se encarrilló nuevamente el “Geoparque Tungurahua: el primer geoparque volcánico de Latinoamérica”, siendo nombrado padrino José Luis Freire, flamante alcalde de Baños de Agua Santa, en presencia de Jorge Ellis, representante de la Unesco.