En julio de 1998, el Tribunal Supremo Electoral confirmaba el triunfo de Jamil Mahuad sobre Álvaro Noboa, auspiciado por el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE). Noboa era figura del expresidente Abdalá Bucaram, quien, depuesto meses atrás, se mantenía fuerte en varias provincias.
Con un estilo particular, Noboa se posicionó en la política de Ecuador, lo que le permitió disputar una segunda vuelta electoral en el proceso de noviembre de 2002. En aquella ocasión, el empresario guayaquileño se hizo presente con su propio partido, el Partido Renovador Institucional de Acción Nacional (Prian). Noboa fue derrotado por Lucio Gutiérrez.
Tras la caída de Gutiérrez en abril de 2005, las elecciones de octubre de 2006 aparecían como una nueva oportunidad para Álvaro Noboa, quien efectivamente ganó en primera vuelta, aunque en la segunda fue derrotado por Rafael Correa.
Aquel evento llamó la atención por los resultados obtenidos por Gilmar Gutiérrez, candidato del partido Sociedad Patriótica, quien estuvo cerca de pasar a la segunda vuelta electoral. Ello ratificó una vez más que la figura de su hermano, el expresidente Lucio Gutiérrez, se mantenía vigente en el país. En aquella ocasión Sociedad Patriótica fue la segunda fuerza en el Congreso Nacional con 24 escaños, detrás del Prian, que obtuvo 24 escaños.
Luego de haber dominado por más de una década la política ecuatoriana, el correísmo se mantiene vigente; ello obedece -entre otras causas- a su capacidad para desarticular a los partidos considerados tradicionales y al cambio en el sistema electoral, que favorece la participación de un sinnúmero de partidos y movimientos.
En ese escenario, es lógico que la figura del ex se mantenga presente. Rafael Correa, como exmandatario, buscará mantener y ampliar su presencia en la política ecuatoriana, pues está claro que cuenta aún con una base considerable de apoyo popular. Los procesos en su contra podrían ser determinantes y cambiar el panorama electoral actual.
Los temores surgidos días atrás en torno a mediciones que reflejan un respaldo al expresidente no sorprenden, pero sí son una alerta para las organizaciones políticas que están llamadas a repensarse. Cuidado y la presencia del ex se fortalece. (O)