Semana dura para el país y la ciudad, porque nos han robado hasta la esperanza y quieren explicar lo que no tiene perdón ni de Dios, ni del pueblo.
Sin embargo, en medio de este escenario desesperanzador, desde la Fundación contra la Violencia, con el apoyo del Instituto Republicano (IRI) y junto a otras organizaciones sociales, intentamos buscar una luz, una guía, para identificar qué hacer en la post pandemia; conocer cómo los diferentes gobiernos y legislaturas han atendido la crisis.
La tecnología nos permitió generar un encuentro con mujeres, socialdemócratas, legisladoras, economistas, feministas de diferentes países. Todas ellas pensando en cómo salir de esta “terapia de shock” y qué soluciones aportar.
Así, coincidimos que en la post pandemia es vital es el valor de la democracia, el fortalecimiento de las instituciones, marcos normativos que obliguen a los ejecutivos a una permanente rendición de cuentas en el manejo de los dineros públicos, mejorar los controles anticorrupción, fortalecer las instituciones que significa dotarlas de gente proba.
Necesitamos mejores líderes y lideresas, llenar la política de GENTE HONESTA. Liderazgos equilibrados, ecuánimes, democráticos. Eso se consigue dando paso a los buenos, no solo a los jóvenes, a los buenos y que en Ecuador políticos de izquierda, centro y derecha se jubilen, suelten el partido y acompañen a los nuevos líderes como lo han hecho algunos políticos en el mundo.
No podemos salir de la pandemia sin tener claro que los cambios deben ser estructurales: economía verde; pactos de estado en salud, educación e inversión en desarrollo; reconocimiento del trabajo de cuidados y el soporte que las mujeres hemos dado en esta crisis.
Edipcia Dubón, ex diputada de Nicaragua hoy exiliada en Costa Rica nos decía: “hay que repensar la cadena de valor, la estructura económica y las unidades familiares”. No podemos ser simples espectadores, debemos ser arquitectos de nuestro destino. (O)