Con la presidencia de Jaime Roldós empezaba el tránsito hacia la democracia plena. Ese fue el sueño. Al 24 de mayo de 2017, prácticamente 38 años después, la historia nos invita a evaluar nuestra actuación frente a la calidad de la señora democracia tenida durante ese tiempo; por ejemplo, haber sido gobernados por 13 mandatarios, viviendo así la cesación del ciudadano Abdalá Bucaram o la salida forzada del ciudadano Jamil Mahuad, como lo reseña la segunda edición del texto Presidentes del Ecuador, autoría de Don Simón Espinosa; o la caída del ciudadano Lucio Gutiérrez, producto de la “Rebelión de los forajidos”, relatado así por Caracol Radio, en 2010. Ergo, ¿Fue de alta o baja calidad? Paréntesis: hoy la historia aún está recogiendo los hechos del ciudadano Lenín Moreno. Y, aunque su período presidencial concluye el 2021, han sido ya notorias sus acciones pro derechos y libertades, que alimentan y aceleran el ritmo ciudadano en aras de cristalizar el sueño tenido en 1979.
Retomando la idea, anteriormente había dejado planteado: ¿Y sí todo pasa por sanarnos interiormente… humanizarnos, y por asimilar adecuadamente el término democracia? Empecemos por el final, meditando en tan solo cuatro posiciones vivenciales sobre ‘democracia’: a) Rodrigo Borja: “es el punto de llegada a un sistema social sostenido de libertad, justicia y equidad”; b) Jaime Roldós: “Las democracias no deben ni pueden ser débiles”; agregando lo dicho por Jaime Nebot, en octubre de 2018: “la lucha por la democracia y libertad es dura (…) no abandonarla y continuarla” (vía El Universo); y lo manifestado por Angela Merkel, en mayo de 2019: “(…) la libertad nunca puede darse por garantizada” (vía DW). Razonando, democracia equivaldría a un sistema de construcción y fortalecimiento permanente de ciudadanos y partidos políticos que participan respetando la Ley, en constante consenso, y que fomentan justicia social. ¡Bien! Y ahora, ¿cómo prepararnos para ello?... (O)