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El Telégrafo
Fernando López

Pospandemia

11 de junio de 2020

En los últimos meses, el mundo está en un proceso de transformación nunca antes visto desde hace por lo menos 75 años. Dadas las consecuencias en lo político, económico y social por la crisis de la pandemia hasta este momento ya hay información dramática, siendo que posiblemente estamos en el inicio de los efectos de esta terrible situación. Según un artículo de Daron Acemoglu, Professor of Economics del MIT, más de 40 millones de trabajadores, solo en EE.UU., han presentado demandas de desempleo desde mediados de marzo hasta la semana pasada. Así, millones de familias están siendo dirigidas al borde de la pobreza. En todo el mundo, también millones de personas se enfrentan a situaciones precarias y se estima que entre 40 y 60 millones de personas caigan al umbral de la extrema pobreza en el futuro inmediato.

Este escenario ha desnudado al régimen que acogimos como modelo de vida. La inequidad se ha visualizado con mucha claridad, los grupos humanos que históricamente han sido postergados son los que más sufren. Según Cambridge, se estima que 1.700 millones de niños y jóvenes no han podido continuar con su educación, por no tener los medios alternativos virtuales; muchos de ellos asistían a las escuelas porque les garantizaba un único alimento al día.

Los Estados y sus gobernantes han demostrado estar poco preparados para enfrentar una crisis de tal magnitud. Han puesto de manifiesto las debilidades de los sistemas de salud, de empleo, de seguridad social y estas debilidades se han visto en todos los países. Las tensiones históricas estructurales y sistémicas en las relaciones, económicas, sociales, culturales, se han puesto a flor de piel y seguramente estos conflictos que se encontraban como sumergidos por los mecanismos de comunicación se pondrán al día. Basta observar lo que sucede por el racismo en Minneapolis y el nivel de violencia en las protestas que se extendió en casi todo Estados Unidos y también en Inglaterra.

Estamos en un momento de repensar nuestras teorías y principalmente las prácticas; ya no es posible, como advirtió el sociólogo peruano Aníbal Quijano, seguir con métodos de derecha para tener un mundo más libre e igualitario. Hay la necesidad de cambiar nuestras formas de pensamiento. (O)

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