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El Telégrafo
Duglas Rangel Donoso

¿Porqué tanto miedo a Galo Lara?

12 de enero de 2021

La bondad. Considero que hay cierta energía que rodea las actividades humanas. Es por decirlo una bondad que está implícita en la nuestra existencia. Toma diversos nombres según las creencias y cultura popular. La llaman buena suerte, la esperanza, el optimismo o simplemente: Dios, el poder de Dios, su benevolencia y misericordia. Todos buscamos esa bondad y deseamos ser encontrados por esa energía. Al ser llamados por esa bondad, la vida cambia, cambia nuestra suerte, los sueños de la vida se realizan y se cumplen.

Una de la actividades humanas que está integrada de esa bondad universal es la política o el poder. El poder no siempre fue lo que es ahora. Una fuerza desprestigiada, deslegitimizada, una carga oprobiosa, una práctica para ladrones, aventureros, para perdedores y ambiciosos compulsivos. La política, la buena política concentra el pensamiento humano, su experiencia para gobernar, su disposición para servir, transformar, edificar.

La política es servicio ciudadano. La política ordena la sociedad, ejerce liderazgos, propone conducción hacia situaciones nuevas dentro del convivir comunitario. La política es una actividad noble que se ha deshecho en desprecios por malos políticos que han asaltado la actividad política para robar, mentir, perseguir, falsear los hechos; la política usada para destruir.

Galo Lara Yépez fue perseguido hasta la destrucción por el correísmo. Se ejerció una crueldad sobre él, inédita e inaudita. Fue involucrado en el atroz crimen que ocurrió en la población de Quinsaloma, el llamado caso Quinsaloma. Fue declarado inocente y con las mismas pruebas que lo declararon inocente, luego de la apelación lo declararon culpable y así paso perseguido, humillado, ultrajado. Vivió cuatro años en prisión. Hoy está libre y en la actualidad está buscando ser asambleísta por la provincia de Los Ríos.

Lara se inscribió como candidato a asambleísta hace dos meses. Su candidatura fue aprobada y legalizada. Dos meses después es descalificado alegando que su partido Libertad es Pueblo fue borrado del Registro Electoral. Pero la ley no es retroactiva. Sí su candidatura fue calificada legalmente en el momento oportuno no puede pretenderse descalificarla alegando motivos que no se justifican en la aplicación del estado de derecho.

Entonces, ¿por qué tanto miedo a Galo Lara? Sus malos contendientes auspiciaron su descalificación porque temen perder ante la simpatía y reconocimiento que despierta en los electores de la provincia de Los Ríos.


Galo Lara repartió ahora por la festividad de navideña 50 mil panes de Pascua. Entregó cerca de 200 sillas de ruedas, organizó festejos de celebración por el fin de año que trajeron alegría a la gente. Es un hombre desprendido, honorable que le ha tocado enfrentar a malos perdedores.

La Junta Electoral de Los Ríos descalificó su candidatura a asambleísta, el CNE lo ratificó y ahora el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) debe resolver un recurso de apelación porque su descalificación tiene un auto que aprobó el TCE y no tiene sentencia.


El electorado de Los Ríos debe decidir si Lara es asambleísta o no. No el odio ni la envidia de quienes no pueden derrotarlo en las urnas, sino llevarlo a la derrota sacándolo de la contienda.

Dejen participar a Galo Lara. Que los electores deciden en las urnas quién quiere que los sirva. La política no es corrupción ni descalificación de un candidato, hay un poderoso a quien no le conviene la candidatura de un opositor porque le quita su espacio de poder que cree le pertenece. La democracia rige sin temor ni favoritismos.

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