El 31 de mayo de 2010, el mundo se quedó atónito cuando Israel, sin ninguna justificación, bombardeó una flotilla que llevaba ayuda humanitaria a Gaza. Todos, incluso el Vaticano, condenaron semejante hecho. Pero en realidad no sorprendió a nadie. Esta ha sido la historia permanente: Israel ocupando los territorios de Palestina y sembrándolos de muerte. Y sin embargo, el pueblo palestino se ha mantenido firme y valiente, luchando (piedras contra misiles) por su tierra, su patria y su cultura. Esos esfuerzos y sacrificios no han sido inútiles.
Hoy, la mayor parte del mundo clama por una Palestina soberana e independiente. Hasta el momento, 127 países, entre ellos el Ecuador, han reconocido ya al Estado palestino. En el último proceso de paz para Oriente próximo, el “cuarteto” (Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y Naciones Unidas) nombró al ex premier inglés Tony Blair para que liderara el proceso, pero fue inútil. Al final, los delegados palestinos lo calificaron como un “diplomático israelí”, pues mientras se “negociaba” Israel continuaba construyendo en territorios ocupados. Frente a esto, el líder de la Autoridad Nacional de Palestina, Mahmud Abás, decidió acudir directamente a Naciones Unidas para solicitar a la Asamblea General que se reconozca a Palestina como Estado miembro. Es decir, como un Estado observador, sin voz ni voto. Pero esta condición le permitiría denunciar ante la Corte Penal Internacional la ocupación ilegal de sus territorios por parte de Israel y las violaciones permanentes de los derechos humanos. Lo que, obviamente, teme Israel. Y Estados Unidos. Por ello, el presidente Obama, en su discurso en Naciones Unidas, rechazó esa posibilidad (que se le reconozca como Estado miembro) y anunció que “la paz no tiene atajos”, por lo que previamente debe darse un acuerdo bilateral. ¿El pretexto? La seguridad de Israel. Es decir, volvemos a lo de siempre, a costa del sacrificio del pueblo palestino.
Si hay un pueblo que merece un Estado independiente, libre y soberano, es el de Palestina. Lo cual quiere decir que se legitima también el Estado de Israel. Pero ese reconocimiento debe ser, como la mayoría de los 127 estados lo ha reconocido, con las fronteras de 1967. Ya no puede esperarse más. No se puede seguir dilatando ese reconocimiento. Debe lograrse un acuerdo ya. Valiente y sacrificado el pueblo palestino. Miles y miles de víctimas, año tras año. Mientras más bombas israelíes caen en su territorio, más crece su amor por su tierra, su patria y su cultura. Israel es un estado criminal que todas las organizaciones sociales y de derechos humanos del mundo han condenado. Ya es hora de que se haga justicia con el pueblo palestino. Debe reconocerse como Estado pleno, con voz, voto y todos los derechos.