Después de la victoria de la Revolución Ciudadana, ésta se debe materializarse en el cumplimiento del plan de gobierno, pero también en construir el espacio para el diálogo con las diversas organizaciones indígenas. Sin duda la Conaie es una de las organizaciones indígenas más significativas y relevantes en la historia contemporánea del Ecuador, por tanto, compete tanto al gobierno como a la Conaie entrar en un terreno de explorar los puntos en común, que son muchos y los punto en desacuerdo, que son pocos, pero nucleares.
Para este diálogo -al cual tanto desde las derechas como de algunas izquierdas, no les interesan porque atenta a sus intereses muy particulares- ambos actores deben desprenderse de un moralismo cargado de adjetivaciones y con poco sustento político. Ambos actores han cometido graves errores, pero es el tiempo de alcanzar un acuerdo con base a principios ideológicos y políticos. Acuerdo que debe ser directo entre las partes y sin intermediarios -peor esos intermediarios, analistas, asesores, etc., que han quedado en entredicho con lo pasado el 17 de febrero-; no sabemos cuánto debe durar ese primer encuentro; será duro desprenderse y superar las adjetivaciones.
Por ahora, contribuye al objetivo del diálogo las declaraciones del presidente de la Conaie, que una vez más ha demostrado ser la voz de un gran sector progresista de la organización. En declaraciones a ecuadorinmediato.com, el 28 de febrero, afirma que esperan que se “haga oficial” el llamado del Presidente a dialogar. Y ese diálogo bien debería empezar con la Ley de Agua y de Tierra. Es necesario un pragmatismo urgente que ponga en el centro una reforma o revolución agraria en todo el país. Cholango, cuenta que han “hecho un análisis también interno del movimiento, de cómo estamos (…)”.
Análisis clave que permite visibilizar hasta dónde existe concordancia con los actores políticos que los han acompañado y que no necesariamente les ha significado fortalecer su trabajo histórico por construir un Estado Plurinacional. Reconoce que es necesario hacer “cambios en sus conceptos… recambio de la dirigencia, pero también de las tesis, sin renunciar a los principios, que se planteen hacia la sociedad, recoger nuevas propuestas, nuevas iniciativas de la sociedad que están ahora dentro de este contexto globalizado”, más aún cuando “Estamos tan claros de que este proceso electoral ha sido una lección (…)”.
Sumamente positivas y signo de madurez histórica las palabras de quien es cabeza de la mayor organización indígena. Son estas organizaciones las que deben ser una de las columnas para una transformación agraria en el Ecuador en el marco de lo que las mayorías han decidido, pero sobre todo de abandonar de lado y lado todo ese discurso moralista, acusatorio, adjetivado, con resentimiento, porque es más los que los une que lo que los separa y si se quiere radicalizar el proceso actual es necesario que estén los indígenas como actores, ya que son un puntal histórico en nuestra sociedad para su transformación.