Este domingo 24 son las elecciones y estos son los sufragios de mayor incertidumbre en cuanto a preferencias electorales. Los resultados son desconocidos. El elector ecuatoriano está en indecisión y los que arrancaron como favoritos, en el camino se fueron quedando. A las viejas figuras políticas que se repiten y se creen dueños del electorado les van a caer las hachas del desprecio popular.
El país acaba de pasar diez años del correísmo. Periodo en el cual se gobernó para una persona y su banda de amigos. Un régimen de fachada democrática que giraba en torno a la figura del expresidente Correa. El régimen se establecía sobre un estado de publicidad oprobiosa en el que nos obligaban a pensar que vivíamos en una primavera de poder con carreteras que nos podrían llevar desde el cielo al infierno, pasando por el lodazal.
Correa lideró un gobierno corrupto. Ahora ha vuelto con una estrategia de denuncias y escándalos lanzados contra el gobierno actual, que sirva como cortina de humo para presentar a sus cohortes como candidatos a distintas dignidades. Pero hay que tener claro, que la época de Correa terminó. Lo poco que queda del correísmo hay que sepultarlo en las urnas. En estas elecciones ni un voto al correísmo. Votar por los candidatos del correísmo es votar por la sinvergüencería política. Es votar por los corruptos que nos gobernaron y saquearon el país.
Algunos sectores han pedido el voto nulo en la elección del Consejo de Participación Ciudadana. No voy a votar nulo. Hay ciudadanos de honrada trayectoria que están postulados al Consejo y que se merecen nuestro voto. Entre estos está: David Rosero, baluarte en la lucha contra la corrupción. Cristian Cruz, hombre de bien, honesto y firme. Ricardo Rivas, valiente y hombre templado. Aland Molestina, ciudadano honorable.
Expresemos en las urnas nuestra voluntad de vivir en paz, sin corrupción, derrotando a los caciques, a los eternos adoradores del poder. En estas elecciones, padres han postulado a sus hijos en los cargos para que continúen en la fiesta. En Los Ríos el padre pone a su quinceañero hijo con la intención de crear una dinastía política. Sin embargo hay gente buena, bien preparada, seria y honesta que aspira a los cargos de elección popular, hacia ellos debe ser nuestro voto. Lo importante: ningún voto al correísmo. (O)