El día de la posesión de los nuevos y antiguos ministros del gabinete, el presidente Correa se refirió a la necesidad de analizar nuestros países a la luz de las realidades latinoamericanas y no de las realidades norteamericanas. Ya el presidente francés Sarkozy había expresado, cuando comenzó la crisis económica mundial, que el mundo debía cambiar los indicadores, ya que estos no dan la información necesaria para saber qué es lo que está pasando.
Es decir, hay percepciones equivocadas porque se miden con raseros equivocados, bien sea con realidades foráneas o con indicadores económicos que no ayudan a ver las cosas en su real dimensión. Por eso cuando la gente del común dice que nadie sabe la sed con que otro vive, se está refiriendo precisamente a eso.
Leí una entrevista en la prensa ecuatoriana donde un analista se refirió al reciente cambio de gabinete como un “maquillaje”, descripción que no comparto. En primer lugar, porque no creo que el Presidente del Ecuador tenga problemas de imagen como para verse obligado a maquillar su gabinete; y en segundo lugar, porque el mensaje fue claro, si no hubo grandes cambios es porque a él le gusta trabajar con su gente, les tiene confianza y, lo más importante, porque obtiene los resultados que espera con su equipo de trabajo; parafraseando al Agente 007… “funciona para él”. Hay que ver las designaciones a la luz de la realidad del Gobierno y no solo a la de la preferencia del analista.
Prueba de lo anterior encontramos en el reciente informe 2011 de Latinobarómetro, que aunque puede ser objeto de múltiples análisis, lo que importa es que mide “percepciones” y analiza cómo, a pesar de la imagen atrasada que tiene el mundo de Latinoamérica, esta crece y progresa, ni es la de antes ni lo será jamás. Así mismo, el mundo percibe a Chile como el milagro latinoamericano junto con Brasil, reconocimiento que no tiene Ecuador y mientras el 49% de los ecuatorianos percibe que estamos progresando después de Panamá, Uruguay y Brasil, solo el 29% de los chilenos piensa eso de su país. El 43% de los ecuatorianos percibe que su situación personal futura será mucho mejor y solo el 30% de los chilenos tiene ese optimismo.
Estos son apenas unos datos estadísticos que muestran cómo la percepción que tienen otros países chocan con la de sus nacionales, y es que siempre tendemos a juzgar las cosas únicamente con nuestra óptica y nunca nos metemos en los zapatos del otro.
Así que, en clara respuesta al título, nos ven diferente porque no nos conocen y nos miden según su realidad.