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El Telégrafo
Samuele Mazzolini

¿Por qué no existe un Podemos (o Syriza) en Italia?

04 de agosto de 2015

Una interrogante que a menudo surge en la reflexión en torno a la política europea es por qué en Italia no ha aparecido un sujeto político contrahegemónico a la par de lo que ha sucedido en España y Grecia. Parece absurdo que un país como Italia, donde el movimiento obrero cuenta con una tradición y una historia más ricas, no sea capaz de expresar una fuerza alternativa a la política del statu quo, capaz de apasionar y amenazar seriamente las élites nacionales. Un Syriza o un Podemos italiano: son muchos los que en el país invocan, movidos por el estupor hacia sus convocatorias mayoritarias, la creación de un sujeto según estos modelos.

Algunas explicaciones insuficientes han sido avanzadas para dar cuenta de la ausencia de una fuerza política de peso y signos parecidos. Se subraya, por ejemplo, que los efectos de la crisis económica en Italia no han sido tan severos como en los otros dos países mediterráneos, o que la tasa de ahorro de las familias italianas es más alta, mitigando el potencial de la conflictividad social. Se trata de una visión mecanicista que sugiere implícitamente la presencia de un umbral por debajo del cual la izquierda no tiene posibilidades de éxito. Si bien la aparición de contradicciones, ya sea económicas o de otra índole, juega seguramente un papel en dar paso al cuestionamiento de los regímenes existentes, el ejercicio de determinar su dosis mínima es desviante.

Como corolario de la anterior hipótesis, hay quien sugiere que España y Grecia han vivido un intenso período de conflicto social, en los cuales, movimientos como el 15-M español o el de plaza Syntagma en Grecia han provisto el ‘material’ político que luego Podemos y Syriza han logrado capitalizar electoralmente. Otra conjetura pone en evidencia la menor estructuración de la sociedad civil en Grecia y España como resultado del relativamente reciente retorno a la democracia, lo cual permitiría una mayor fluidez de las luchas por falta de intereses corporativos demasiado arraigados (o de un (ex) Partido Comunista excesivamente engorroso) que impiden la articulación de instancias heterogéneas.

La contraprueba de que todos estos razonamientos no capturan el meollo del asunto radica en la existencia del Movimiento 5 Estrellas, liderado por el cómico Beppe Grillo. Es verdad, este sujeto no es nítidamente clasificable como de izquierda y presenta algunos rasgos ideológicos y organizativos que dejan por lo menos perplejos. Sin embargo, su capacidad de ser el único contendedor italiano a la hegemonía de la austeridad con un programa que en un alto porcentaje solapa con el de un partido de izquierda radical invita a la reflexión.

Se demuestra que las condiciones para que desde las filas de la izquierda se articulase un proyecto contrahegemónicos existían. Lo que ha faltado más bien es la capacidad de sacudirse de las inclinaciones identitarias, ideológicas y racionalistas que impiden a la izquierda italiana entrar en el campo de la disputa hegemónica. La dificultad de un eventual Podemos o Syriza italiano entonces radica ahora tanto en que ciertas posiciones discursivas centrales han sido ocupadas por Grillo, quien sigue presidiándolas con particular eficacia, y que entre las filas de la izquierda italiana no hay aún algún tipo de replanteamiento de sus estrategias fallidas. (O)

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