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El Telégrafo

Politizados y ciudadanizados

08 de junio de 2011

El análisis de los resultados de la consulta del 7 de mayo ha quedado en un asunto bipolar: si ganó el Sí o si el No fue un victoria de la oposición. Y en ese maniqueísmo dejamos de lado algo que sí reflejan las cifras: una elevada politización sobre cada tema al punto que ninguna pregunta recibió igual votación. Incluso, aquellos que proclaman que la pregunta 9 no fue del todo auspiciosa para el Gobierno, revela el nivel de debate sobre la libertad de expresión y sus connotaciones para la ciudadanía, sin desconocer que ahí la tesis gubernamental ganó.

Esa politización se expresó en los debates familiares, en almuerzos dominicales, tertulias de amigos, discusiones de oficina, etc. Todo alrededor de temas provocados por la consulta y que al final produjeron un diálogo político y eminentemente ciudadano. Más allá de la polémica sobre la justicia y la comunicación, la reflexión sobre las libertades y derechos adquirió connotaciones interesantes que condujeron a la deliberación y al discernimiento ciudadano. Ojalá ese fenómeno provoque alguna investigación académica que ilumine el nuevo escenario de la política ecuatoriana.

Por tanto, a la hora de analizar los resultados, a la distancia de su expresión electoral concreta, nuestro país no es el mismo: la variedad de fuentes de información, la proliferación de actores políticos, sociales, mediáticos y culturales, la educación de la ciudadanía y la autonomía para la toma de decisiones ha variado profundamente. Y eso, visto así, impide que todo clientelismo o populismo florezca gratuitamente, tendrá su costo.

De hecho, una revolución pacífica y con cambios profundos, pero no dramáticos ni sangrientos, no tiene un referente en el Ecuador y por eso algunos analistas y académicos no encuentran explicación desde un modelo desde el cual conjeturar. Y por eso es responsabilidad del Gobierno, de los actores políticos y sociales, de los medios de comunicación en general, ciudadanizar más la política. O sea, que la agenda política se elabore alrededor de las demandas ciudadanas que tienen que ver con la pobreza, el racismo, la violencia intrafamiliar, las nuevas tecnologías y el conocimiento, la inseguridad, la educación de calidad, los servicios públicos y privados con responsabilidad social, etc.

Si esta ya no tan incipiente politización se nutre de mayor ciudadanía, tendrá sentido y sustento forjar una revolución ciudadana en todas sus letras y connotaciones históricas, que supere el eslogan y se haga carne en la democratización del Ecuador.

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