Me ocurrió en días pasados, mientras participaba de un seminario, el debate y múltiples conceptos del tema fueron evidentes.
Teorías firmes, sólidas y sin deseos de buscar evolución radical. “No le podemos preguntar ciertas cosas a los futbolistas”, decían. “Si le pregunto eso a Rodrigo Paz me mata”.
“El Ing. Chiriboga me manda a sacar de su oficina si le pregunto algo de su hijo (José Luis) y la relación que tiene como empresario y la selección”, decía otro.
Y sobre ese último ejemplo elaboro mi mayor análisis. No creo que exista nada anormal en preguntarle al Ing. Luis Chiriboga si su hijo, como representante de jugadores, tiene privilegios o no ante elementos que son convocados a la “Tricolor”.
Recuerdo que el caso tomó una fuerza súbita durante el mundial de fútbol Sub 20, se lo pregunté al titular de la Federación, no contestó con la risa en los labios, fue más serio, pero respondió.
Resultaba que solo un futbolista de los que estaba en aquel mundial era representado por el hijo de Luis Chiriboga, para verificarlo, le pregunté a los jugadores y fue ratificado.
El caso “Bolillo” Gómez de hace pocos días me dio la pauta de recordar esto, otra vez, había quienes no querían preguntar, unos cuantos los ven como temas intocables… lo decía el piloto de Fórmula 1 Ayrton Senna: “En el momento que dejas de arriesgarte para pasar en una carrera, sin importar el riesgo que haya de por medio, dejas de ser piloto”.
En el momento que dejas de arriesgarte y no haces preguntas por creer que son temas intocables: dejas de ser periodista.
¿Riesgo?... solo haces tú trabajo.
La pregunta será hecha, la respuesta dada… no es culpa si otros no le creen al entrevistado.
¿Existen parámetros, limitaciones o reglas para un periodista en cuanto a lo que quiera o deba preguntar?, ¿es irrespeto preguntar lo que el entrevistado no quiere escuchar o contestar?, ¿será siempre un tema con múltiples detractores y la misma cantidad de partidarios?, ¿qué cree usted que puede venir por acá y preguntar cualquier cosa?, esta es una línea que puede repetirse con frecuencia cuando la interrogante causa incomodidad o rechazo en quien era el llamado a contestar.
También se aplica la siguiente afirmación: “Este tipo pregunta todo, no tiene miedo, sabe lo que hay que preguntar”. Excavando de manera sencilla en ambas afirmaciones, llegamos con simpleza a la misma conclusión, las dos observaciones hablan de la misma situación, pero con diferente dirección.
Es simple, hay que poner en práctica todo el aspecto profesional de comunicador para elaborar la pregunta, las diferentes vías y técnicas de comunicación deben ser aplicadas para los diferentes cuestionamientos. No es lo mismo preguntar al invitado a un programa de radio o TV lo siguiente: ¿Eres marica (o maricón)? Considero un mejor camino: ¿Apoyas las causas homosexuales?, de serlo, ¿tendrías problema en aceptar tu realidad homosexual?
Volvemos al mismo punto de partida. ¿Podemos preguntar cualquier cosa?, o ¿debemos saber cómo preguntar cualquier cosa?
“No hay pregunta tonta, tonto es el que no pregunta”, decía el filósofo Pablo Aníbal Vela.