Al título debería antecederle la palabra “exceso”. Lo contraje por economía de espacio. Algo que justamente es lo que está pasando en la realidad global: la de la economía de reducción, gracias –o debido– a la tecnología.
¿Reducción de qué? Principalmente del empleo convencional. Sonaría como pasado de moda (pero está vigente) hablar de tener “empleo para toda la vida”, cuando la tecnología –debido también a la incidencia de la globalización económica– ha disminuido el número y calidad de empleos formales y empleos en sí.
Un par de décadas atrás el hoy ministro de Universidades de España, el sociólogo y experto en comunicación, Manuel Castells, pronosticaba que la sociedad se movería en redes tecnológicas de información, que no eran solamente las redes sociales, sino las de conexión colectiva: los movimientos ambientalistas, LGBTI+, las feministas, etc.; cuyo accionar estaría acompañado de tecnología vinculada a las comunicaciones y la transformación e incidencia de Estos, en la política, la economía y obviamente, las interrelaciones humanas.
Pero el foco de su pronóstico no quedó solo en eso. El periodista Andrés Oppenheimer, en cuyo libro ¡Sálvense quien pueda!, aborda la realidad que hoy vivimos: la dificultad que atraviesa el empleo y la humanidad frente a la cada vez menor demanda de trabajo en empleos “convencionales”. Con el bum de empresas tecnológicas en formato de apps y redes sociales, se ha reducido la formalidad, las ocupaciones y el seguro social, como las conocíamos en el “Estado de bienestar”.
Con este escenario, con la cifra de sobrepoblación actual, el mundo enfrenta la escasez de oferta de empleos tradicionales y de larga duración. La clase política (gobiernos y parlamentos) no se han acoplado al nuevo escenario, ocupados en atender su corrupción; además, su miopía les impide entender la realidad. Especialmente conservadores vinculados a grupos religiosos e iglesias, que evitan hablar, debatir y aprobar leyes de control de natalidad, planificación familiar e incluso despenalizar el aborto, factores que con el tiempo evitarán la pobreza extrema. (O)