“Estado plurinacional”, concepto complejo, aún en construcción; sin embargo, plasmado en algunas constituciones andinas, caso de Bolivia y Ecuador. Mucho se discutió en la Constituyente de Montecristi sobre el tema, por la tensión que generaba la idea de un Estado nacional a la vez plurinacional, lo que algunos consideraban se podía resolver, dentro del concepto de interculturalidad, promoviendo con ello relaciones abiertas, que reconocieran la diversidad de culturas, otra perspectiva para cohesionar a una ecuatorianidad que no terminaba de germinar.
El tema de la asociación de naciones en una nación no es del todo nuevo, pues existen casos como el de Rusia, que se asume como Estado multinacional, debido a que está conformado por distintos grupos étnicos. España sería un caso comparable, puesto que reconoce las “autonomías de las nacionalidades y regiones”, aunque al mismo tiempo señala que la nación española es una sola. Son esfuerzos para dar lugar a una unidad política, necesaria para enfrentar un determinado orden mundial y resolver también las tensiones internas.
En el caso nuestro, la Constitución aprobada mayoritariamente reconoce a Ecuador como un Estado soberano, de derechos, unitario, intercultural y plurinacional. Lo plurinacional se define en la Constitución, en relación a los derechos colectivos que tienen grupos ancestrales, para el usufructo comunitario de la tierra y la potestad de ejercer gobierno en circunscripciones territoriales, mediante el ejercicio de ciertas competencias.
La demanda de la plurinacionalidad por parte de los pueblos indígenas se articuló siempre a la idea de la consulta previa, para evitar la contaminación de fuentes del agua, causada por la explotación minera. Asimismo, con el propósito de salvaguardar las lenguas originarias y la cultura enmarcada en una forma distinta de relacionarse con la naturaleza.
Lo plurinacional se plasmó en 2008 no solo para concretar las demandas de nuestros pueblos indígenas para ser visibilizados, salvaguardar su cultura, respetar sus espacios de decisiones y potestades sobre su suelo étnico-comunitario, sino también para fortalecer en esa nueva correlación el proyecto de Estado nacional unitario, que necesitamos vigorizar, ahora más que nunca. Hay que dar aliento a la patria ecuatoriana y latinoamericana, siempre viva. (O)