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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Plan para Semana Santa

22 de marzo de 2016

Todos, creyentes o no, tenemos planes para esta semana, que para muchos termina con el feriado del Viernes Santo, aunque la culminación es el domingo de Pascua de Resurrección, por lo que  en casi toda Europa el feriado es el lunes de Pascua, más acorde con el contundente enunciado de San Pablo en su carta a los Corintios: “Si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe”.

Sea lo que fuere, son días de reflexión,  y para muchos de descanso, que permiten pensar en los valores fundamentales del humanismo, que Jesús de Nazaret practicó hasta dar su vida en la cruz. Tiempo auspicioso para reforzar en nuestras vidas la cultura del Otro, cuyo concepto ha venido siendo desarrollado por grandes pensadores desde Hegel. Me acojo al del francés Jacques Lacan, quien específicamente relaciona el Otro con el prójimo, y propongo un plan de fácil aplicación referente a la cultura del Otro, que a la vez contribuye al mejoramiento  de la naturaleza, ese Otro al que estamos ligados.

Es una propuesta de comprometernos a relacionarnos con esos ‘próximos’ invisibilizados que pasan frente a nuestras viviendas luchando por su sustento diario por medio de la recolección de desechos sólidos con los que obtienen un magro ingreso, a la vez que contribuyen al mejoramiento del Ambiente, tarea que nos incumbe a todos.

Se trata, ante todo, de reconocerlos como seres humanos con sus derechos y deberes -no son desechables- y colaborarles en su dura tarea, reciclando previamente en casa lo que se envía a la calle para la recolección municipal. Plásticos, papel, cartón, latas y metal, se pueden depositar en bolsas negras con alguna identificación. Es lo único que se requiere.

Me lo  pidió una anciana madre, quien con la ayuda de sus hijas recoge desperdicios sólidos en mi barrio. Las conozco desde hace muchos años. La hija mayor está ahora con cáncer y la menor embarazada. La semana pasada, quien acompañaba a su madre fue la hija que sufre de cáncer, lo que me sorprendió. Me explicó que se sentía mejor, pero que de todos modos tenía que acompañar a su madre, porque su hermana menor acababa de dar a luz. Es un triste caso, como habrá muchos, que requieren de la solidaridad ciudadana.

Debería generalizarse la costumbre de que cada edificio o vivienda contribuya con los desechos sólidos reciclados. Se agilizaría el trabajo de los recicladores, incrementando la recolección y su consiguiente ingreso de dinero.

El  ‘humus test’ para saber si se practica el cristianismo es la solidaridad: “Tuve hambre y me disteis de comer, desnudo y me vestisteis, etc.”, no por simple compasión, sino por justicia. Sin esto no hay humanismo de ninguna clase, y menos cristiano.

Pero el amor al prójimo tiene que ser eficaz para contribuir a transformar realidades injustas y establecer equidad y solidaridad. Hay que trascender la cultura de la acumulación y dar paso a la del Otro, de ese otro que no vemos “porque estamos imbuidos de nuestros prejuicios, de nuestro yo”. (O)

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