El pasado lunes, el presidente Lenín Moreno públicamente difundió su plan económico. El Programa Económico de Estabilización Fiscal y Reactivación Productiva, el cual, afirmó, fue engendrado a la luz del diálogo con “todas las voces, todas”, y cuyo propósito está en incentivar al sector privado para que se involucre en este anhelo de 16 millones de ecuatorianos: Estado garantizando plenamente derechos a la gente, estableciendo condiciones socialmente deseables para dinamizar la producción nacional, generando un clima atractivo para la inversión extranjera (sintonizada con RSE), consecuentemente, mayor empleo y volviéndose austero en gestión de recursos para así lograr equilibrio fiscal, especialmente en el sector externo.
Su pronunciamiento sobre una estrategia económica que comprende 14 medidas, delimitadas por 4 ejes, reiteró un mensaje contundente: yo (gobierno) les demuestro que busco consolidar confianza. Si en “lo privado” es complejo, generar confianza en “lo público”, mucho más. Pero lo ha logrado. Para muestra, al día siguiente de enviar su mensaje, sectores empresariales coincidían en la mayor parte de dicho plan y la sociedad se mostraba tranquila. ¡Ha generado confianza!
Por otro lado, nos compartió su decisión de reestructurar las instituciones del Ejecutivo prooptimización del presupuesto respectivo; pero también espera que “en las demás funciones del Estado y GAD se tomen medidas similares”; tal deseo tiene auténtico eco popular.
De hecho, me atrevo a elevarlo a la categoría de exhorto de inmediata aplicación: ciertas entidades con más asesores que funciones asignadas, que privilegian generar viáticos y son antipáticas a las TIC para no evitarlos, por señalar algunas situaciones poco agradables.
En suma, humilde mejora: seamos agresivos en una producción local con valor agregado, con creaciones científicas de tipo social y priorizando al frente agrícola en la confección de políticas públicas. (O)