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El Telégrafo

Pichincha, bosque protector de la ciudad (2)

08 de noviembre de 2011

El sismo de mediana intensidad -4 en la escala de Richter- ocurrido hace poco, y que se dejó sentir en toda la ciudad, una vez más nos está anunciando  que nuestra capital se encuentra ubicada en una zona sensible al riesgo sísmico, volcánico, geomorfológico, geotécnico, etc. Si luego de un período prolongado de lluvias se produjera un sismo con una intensidad de 6-7 en la escala de Richter, es seguro  que gran parte de los materiales (cenizas, polvo, arenas y tobas volcánicas),  depositados en los flancos del Pichincha, en las laderas de Guápulo  y otros sectores que rodean la ciudad, en forma de aluviones se precipitaran sobre la urbe con incalculables pérdidas, tanto humanas como materiales.

De otro lado, es grato saber que, por primera vez, el Municipio de la ciudad está preocupado por este problema, que se ha conformado ya una Comisión de Ordenamiento Territorial, la cual, entiendo, debe preparar los términos de referencia para realizar los estudios geotécnicos y de riesgo del área metropolitana de Quito.

Estudios que permitirán, en una forma técnica y sostenida, planificar el desarrollo futuro del área metropolitana: hacia dónde debe extenderse la ciudad, qué tipo de construcciones, de alcantarillado,  cubierta de las calles y  tipo de drenaje realizar; dónde ubicar las nuevas áreas industriales, cómo combinar y desarrollar los diferentes tipos de transporte, incluido el Metro; qué áreas deben quedar como protectoras, recreacionales  y en cuales no se debe construir, etc., etc. Estos estudios que hasta ahora solo se han realizado en forma parcial, son una necesidad impostergable y deben ejecutarse en el menor tiempo posible.

Sin embargo, el problema más grave de la ciudad está relacionado con el flanco este del volcán Pichincha, con las laderas de Guápulo y  otras áreas inclinadas que rodean la ciudad, en las cuales debe congelarse todo tipo de construcciones y declararlas bosque o áreas protectoras de la ciudad.

Quito, en parte, está construida sobre decenas de quebradas que nacen en los flancos del Pichincha, las cuales fueron rellenadas y sobre ellas se han construido viviendas, calles y un sistema de alcantarillado, que fue planificado para el Centro Histórico y la  ciudad antigua, pero que hoy es insuficiente. ¿Qué es lo que ocurre al continuar construyendo en las laderas del Pichincha? Cada vez la superficie cubierta con concreto y asfalto crece, paralelamente crece la escorrentía y el alcantarillado diseñado para transportar una menor cantidad de agua y desechos colapsa, de igual manera pueden colapsar y  producirse  hundimientos y deslizamientos en los materiales  que rellenan las antiguas quebradas.

El flanco oriental del Pichincha, en la faja comprendida entre la avenida Occidental y la divisoria de aguas del volcán, mediante decreto -como ya lo fue en 1983- debe convertirse en un parque nacional para el pueblo de Quito y del país.

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