En 1983, debido a lo intenso que se presentó el fenómeno “El Niño”, Quito fue declarada en estado
de emergencia. La comisión interinstitucional que se organizó por este motivo y que tuve el honor de presidir, luego de analizar los desastres ocurridos, hizo dos recomendaciones: la primera fue declarar al flanco oriental del volcán Pichincha bosque protector de la ciudad en una faja comprendida entre la avenida occidental y la divisoria de aguas del Pichincha.
A fines de 1982, debido a las fuertes lluvias, se produjeron los primeros aluviones -como el que bajó por La Gasca-, fenómeno que se intensificó en el primer semestre de 1983. Los quiteños recordarán los aluviones que inundaron el aeropuerto de Quito, otros bajaron por las quebradas del norte de la ciudad, por la avenida occidental y llegaron a Pomasqui. En los barrios periféricos de la ciudad y en todo el distrito metropolitano se produjeron asentamientos y deslizamientos de suelo, que arrastraron muchas casas y en los que lamentablemente murieron algunas personas.
La segunda recomendación fue realizar estudios geotécnicos y de riesgo con fines de ordenamiento territorial -Mapa de Constructibilidad-, a esa fecha Bolivia había realizado ese tipo de estudios en el área metropolitana de La Paz, con un préstamo no reembolsable otorgado por organismos internacionales -un préstamo similar se ofrecía al Ecuador-.
Además, quienes formábamos parte de la comisión, a nombre de las instituciones que representábamos, ofrecimos realizar los estudios a precio de costo: la Universidad Central, los estudios geotécnicos, de suelos y de rocas; la Politécnica Nacional, los de riesgo sísmico y volcánico; el Instituto Geográfico Militar proporcionaría las fotografías aéreas y los mapas, Fundación Natura, los estudios ambientales, etc. Como siempre, estas recomendaciones fueron recibidas con bombos y platillos, sin embargo, hasta ahora no se ha hecho nada por cumplirlas.
El área metropolitana de Quito está situada dentro de una depresión vulcano-tectónica, que limita a lo largo de fallas geológicas con las cordilleras que se levantan a sus lados. La ciudad está atravesada por las fallas de Lumbisí, Pomasqui, Carcelén y otras; muy cerca se localiza el volcán Cotopaxi -activo-, así como el Pichincha, en las laderas del cual se han depositado cenizas, polvo, arenas y tobas volcánicas -cangaguas- no consolidadas. Cuando se producen lluvias continuas, estos materiales se saturan de agua, pierden sus propiedades físico-mecánicas y debido a la fuerte pendiente producen asentamientos, derrumbes y deslizamientos con trágicas consecuencias.
La Comisión de Ordenamiento Territorial del Municipio debe recomendar a las autoridades declarar bosque protector de la ciudad al flanco oriental del Pichincha y proceder a la evacuación de la gente que vive en los 30 barrios de extremo riesgo, ubicados principalmente en este flanco del volcán.