Brasil encabezó el crecimiento turístico en Latinoamérica en 2011 con un 7,8% que fue el responsable de generar el 8% del total del empleo y un ingreso de 79.000 millones de dólares, en tanto su turismo interno aumentó el gasto en un 6,5%.
Factores determinantes de este éxito es la colaboración entre la empresa publica y privada, la fuerza de sus carnavales, sus culturas y sus emblemáticas playas.
Chile y Colombia crecieron en un 4,7%; Argentina el 3,7%; Perú en 3,6% y en general la subregión (América Latina) creció un promedio del 10% según la OMT y tuvo un aporte al PIB del 6,5% y del 9,1% en Norteamérica.
El turismo en Europa creció en un 6% y en América en general un 4%.
En 2012 se estima que el turismo aportará del 6,5% para arriba, debido principalmente a la mejor conectividad que hemos desarrollado, principalmente terrestre y aérea, lo que ha motivado a que los viajeros pongan sus ojos en los países vecinos.
Esta tendencia continuará gracias al fin de los conflictos militares en la subregión, las ferias de turismo, la promoción direccionada, factores que han motivado el crecimiento del turismo en la última década, ya que los latinos hemos cambiado nuestras preferencias antes orientadas más a EE.UU. y Europa.
El turismo en este año enfrentará también muchos factores negativos, con la inseguridad a la cabeza, la misma que dispara “alertas” por parte de los grandes emisores de turistas, que en 2011 fueron fatales para algunos destinos que perdieron hasta el 80% de sus visitantes, como sucedió en algunas ciudades del norte de México.
Factor en contra sigue siendo la falta de acuerdo las empresas turísticas y la Academia que sigue graduando profesionales sin los conocimientos que necesita el sector. Devaluaciones e inflaciones incidirán negativamente, así como huelgas, marchas y manifestaciones.
Un factor interesante en el crecimiento de Brasil es que no incidió negativamente la “reciprocidad” que aplica su Gobierno y que otros países de la región no se atrevieron a implementarla. Brasil exige a sus turistas los mismos requisitos que otros gobiernos piden a los turistas cariocas, incluidos los nerviosos norteamericanos y los complicados europeos.