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El Telégrafo

Perseverancia vs. tozudez

04 de marzo de 2012

Todos sabemos que si uno pone gran esfuerzo en una obra determinada, logra mayores resultados que si no los pusiere; claro que me refiero a una misma persona, pues cuando se compara el esfuerzo de diversos individuos, la cosa cambia al entrar en juego otros factores complementarios al trabajo. La perseverancia es la insistencia y fuerza que se pone para lograr un objetivo determinado, y quienes han llegado a metas altas saben perfectamente que sin este valor difícilmente lo hubieran alcanzado.

Son muchos los elementos que la perseverancia tiene como asociados: la disciplina, el sacrificio, el orden, la claridad de objetivos, etc. Desde el niño que inicia su vida estudiantil, hasta el adulto que emprende un proyecto, deberán manejar estos elementos generales más los particulares que la obra demande. Pero, cuidado, no hay que confundir perseverancia con tozudez, pues esta última es la obstinación por algo imposible, negativo o perjudicial y, a diferencia del perseverante, el tozudo o testarudo, persiste en algo inadecuado por su imposibilidad o por falta de ética.

Hay una línea muy delgada entre la perseverancia y la tozudez, por eso debemos tener cuidado observándonos constantemente, teniendo claro que lo primero es un valor y lo segundo un vicio y cada una de estas dos conductas da frutos diferentes: mientras la perseverancia produce progreso, fortaleza y templa el carácter, la tozudez cosecha frustración y resentimiento.

Tanto la perseverancia como la tozudez se aprenden desde la infancia con el ejemplo bueno o malo que se reciba, por ello, tanto padres como maestros deben tener en claro las diferencias y enseñar responsablemente lo correcto, sin olvidar que hay personas que estarán siempre lejos tanto de la perseverancia como de la tozudez, pues su carácter es relajado; estos no corren riesgos de sufrir las consecuencias de la tozudez, pero tampoco están listos para empresas que demanden mucho esfuerzo.

La perseverancia es el motor que permite el progreso, mientras, la tozudez ha sido en muchos casos, precursora de grandes males y tragedias, sobre todo cuando las consecuencias rebasan lo personal y repercuten en la sociedad o en una nación. La perseverancia está ligada a otros valores éticos y morales y confrontada con vicios como la ambición, el resentimiento, la soberbia, etc.; por lo cual, si perseverar en lo material puede darnos bienestar y progreso, la perseverancia en los valores nos otorga frutos espirituales que son lo más importante de la vida.

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