En una cena de gala brindada a la Prensa Turística Internacional, “filtré” a una amiga que nada tiene que ver con el turismo, dado que luego de la fastuosa comida venía el baile, en el cual es muy aburrido estar sin pareja.
Las mesas exquisitamente decoradas eran para doce personas, y junto a mi amiga se sentó uno de los expertos en turismo, que a manera de cortesía, luego de saludar y de presentarle a la guapa acompañante, le preguntó:
¿Usted opera?
Lo que desorbitó los ojos de mi amiga, que se atoró con la cucharada de sopa y empezó a toser.
Sí -respondí yo dándole unas palmaditas en la espalda.
¿Dónde opera? -Volvió a preguntar mi amable y curioso experto.
La tos recrudeció en medio de una amplia sonrisa que mi amiga trataba de esbozar, con los ojos llenos de lágrimas y de temor de verse descubierta.
En el Austro –respondí a la vez que le pasaba una servilleta para que se seque el rímel que empezaba a chorrearle.
Tu exposición me pareció magnífica -dije a mi interlocutor-, eso de un club de empresarios que promocionen la Amazonía casi como una república independiente me parece audaz.
Sí, dijo el experto, y empezó a detallar su propuesta, dando tiempo a mi amiga para respirar. Luego del susto me comentó que había pensado responder que sí operaba el intestino, cuando la curiosidad de mi amigo era saber si era touroperadora y en cuál área del Ecuador hacía sus viajes.
En Ecuador damos por sentado que cualquier periodista puede hacer reportajes turísticos, actividad que se la asume como muy descomplicada para la que no hace falta ningún conocimiento específico; al contrario, los más básicos son suficientes para hacer un reportaje, por ello a los viajes de prensa normalmente envían periodistas novatos.
También es causa de programas turísticos pésimos que siempre fracasan, muestran lo obvio, lo cotidiano, no se necesita ser estudiado para ser presentador turístico. Igual sucede con los reportajes previos a un feriado:
Señora, ¿ya está lista para el recibir a los turistas en el feriado? -pregunta evidente y de respuesta sugerida, que el reportero plantea como si fuera una ecuación trigonométrica.
Otro tanto sucede con los funcionarios que acuden a los canales de TV a enumerar las capitales provinciales que aprendemos en quinto grado, pero no hablan de turismo.
Los dedos de las manos sobran para señalar los periodistas turísticos de Ecuador, y para promocionar el país necesitamos un ejército de comunicadores especializados.