Parece que en los últimos días se ha exacerbado en las redes sociales un comentario falso, y es el que después de pocos días en la Presidencia de la República, yo cobro una pensión como ex Presidenta del Ecuador. Esta es una noticia falsa, que me veo obligada a desmentir, por lo reiterativo de los comentarios.
Luego del golpe de Estado que sufrí en el año 1997, cuando se perjudicó al país, impidiéndome ejercer las funciones que por ley me correspondían, pude haber demandado al Estado ecuatoriano ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y haber reclamado incluso una indemnización económica, pero no lo hice, precisamente por pensar que los ecuatorianos no tenemos por qué pagar por los errores que comete la clase política.
Después de mi retiro definitivo de la política partidista en el año 1998, he venido trabajando de manera constante e intensa en temas que tienen que ver fundamentalmente con la educación, con la formación de maestros, con el estímulo a su trabajo sacrificado. Estas actividades las ejecuto al frente de Fundación Fidal, una organización no gubernamental, sin fines de lucro, por más de 20 años, sin recibir ninguna remuneración; de igual manera capacitamos a los jóvenes a través de la Escuela de Liderazgo del Centro de Formación para el Futuro, en temas de valores. Con mucha frecuencia soy invitada a dictar conferencias en universidades, colegios, centros de estudios, grupos de mujeres, de jóvenes, de maestros, sin recibir honorarios, lo hago con la intencionalidad de servir desde mi experiencia y compartir los conocimientos adquiridos.
Recibo una pensión como ex Vicepresidenta de la República, que me permite hacer todo ese trabajo de voluntariado, trabajo que lo ejecuto con pasión y con dedicación absoluta, sin mirar horarios, ni tiempos, ni sacrificios. En los viajes al exterior, sigo trabajando, represento a mi país con dignidad, la bandera ecuatoriana se enarbola en las más diversas latitudes por mi presencia en foros, seminarios y congresos, por los que tampoco recibo remuneración alguna.
Hago estas precisiones, por el respeto que me merecen mis conciudadanos, no estoy dispuesta a polemizar, ni a contestar réplicas que no se enmarquen en el campo de la decencia y del decoro. (O)