Publicidad

Ecuador, 27 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Inés Pohl

Peligro para los judíos en Alemania

11 de octubre de 2019

Más de 70 judíos y judías se habían reunido en una sinagoga del este de Alemania para rezar y cantar durante la festividad judía del Yom Kipur. Solo la puerta blindada del centro religioso evitó que un alemán con granadas de mano y un fusil llevase a cabo un baño de sangre. Esto sucedió el 9 de octubre de 2019.

Ochenta años después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en la que seis millones de judíos fueron asesinados, este colectivo todavía teme por su vida cuando desea profesar públicamente su religión yendo a una sinagoga.

¿Qué nos dice esto sobre Alemania? ¿Y qué significa que un joven de 27 años filme su ataque con un casco equipado con cámara de vídeo y lo emita en directo en una plataforma online especializada en videojuegos? Elabora la puesta en escena como el atacante de los atentados de Christchurch en Nueva Zelanda y, antes de empezar a disparar, dice a su audiencia internacional: “Los judíos son la raíz de todos los problemas”.

El sufrimiento no se puede ni se debe relativizar. Es por ello que nuestra solidaridad debe estar dirigida en primer lugar a los seres queridos del hombre y la mujer que el atacante asesinó por la espalda mientras escapaba.

Pero esto no debe hacernos perder de vista otra cosa: si las cosas hubieran marchado como él esperaba, en Alemania se hubiera cometido este miércoles un asesinato en masa de judíos. Este ataque prueba que el creciente antisemitismo mortal que experimenta este país no se limita a los terroristas islamistas.

Decir algo así es mentir y negarse a aceptar una realidad. El ataque pone de relevancia que, aún tras 75 años del fin del reinado del terror del nazismo, la protección de las instituciones judías en Alemania sigue siendo de vital importancia.

Lo ocurrido demuestra que hasta los indicios más pequeños de potenciales actos de motivación antisemita deben ser tomados en serio y perseguidos consecuentemente. Ya sea la quema de una bandera israelí o los insultos callejeros a un creyente que pasea con una kipá.

El odio hacia los judíos no debe banalizarse. No existe algo como “un poco de antisemitismo”. En ningún lado. Y, sobre todo, no en Alemania. (O)

* Tomado de DW

Contenido externo patrocinado