El disputado voto del Sr. Cayo, película dirigida por Antonio Giménez Rico (1986) y basada en la novela homónima del español Miguel Delibes describe con mucho humor, el encuentro entre tres políticos socialistas con el alcalde de una aldea de la región de Burgos.
Aldea que estaba habitada por tres personas: el alcalde, una mujer sorda que era su esposa y un ciudadano con el que nunca había cruzado palabra durante muchos años. En las elecciones de este pueblo, con tan solo tres habitantes, el voto del burgomaestre será el decisivo.
En el encuentro entre los políticos socialistas citadinos con la realidad rural que enfrentan los tres campesinos, despierta en los miembros del PSOE, asombro, incertidumbre y frustración. Descubren una realidad que responde a otra lógica y que no logran aprehenderla.
Conciencian que hay una ruptura entre el ideario político socialista y las demandas y cosmovisión aldeanas. Además les causa estupor y rabia que puedan existir personas que desconozcan “la realidad” que vive el país. Desconocen y no les importa. Frente a ello no entienden cómo esos electores desinformados pueden decidir los destinos del país.
¿Cómo tomamos decisiones en el ámbito político durante las elecciones? Kenneth Joseph Arrow, premio Nobel de Economía. Demostró que en la decisión no funciona la matematización de la realidad.
El cálculo frío de las encuestas, por ejemplo, no recogería la pluralidad de preferencias y valores de los electores. El aspecto racional no necesariamente se impone sobre “lo irracional”. Lo racional es un punto de vista más.
Un elector en una multiplicidad de percepciones y valores. La paradoja de Arrow demuestra que no se puede predecir el comportamiento electoral de acuerdo tan solo con premisas racionales.
De todas formas, tanto líderes políticos como el electorado llano, debe ir pensando que su voto para 2021 debería contribuir al interés común por sobre el individual. Todos somos el Sr. Cayo. (O)