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El Telégrafo
Aníbal Fernando Bonilla

Pedro Saad Herrería, el librepensador

17 de junio de 2014

Hay personas en la esfera social que dejan su legado -sea espiritual y/o corpóreo- como testimonio ferviente de saberes y aportes en el contexto del bienestar común. Hay hombres de bien que con su sencillez demuestran la capacidad de grandeza en la existencia humana. Hay ciudadanos que contribuyen con su talento y aptitudes a reivindicar la esperanza en el corazón desolado del pueblo.

Ante la reciente muerte de Pedro Saad Herrería, quedan como evidencia de infatigable labor sus ideas, sus quehaceres de carácter multifacético, su conducta versada en la ética de los actos, su optimismo por reconstituir una nación encaminada al progreso colectivo, sus libros: Asaad Bucaram, historia de una lucha; ¡Viva la patria!; El Ecuador en la OPEP; Toda la verdad sobre las armas del Cenepa; La caída de Abdalá; La caída de Mahuad; La caída de Lucio; Antes del amanecer, antecedentes de la Independencia; entre otros.

En su condición de estudioso de los hechos distantes consideró que “…la historia no es un pretérito, que solo deba recordarse en efemérides, sino que es siempre un presente en trance de optar por el futuro o el pasado”. En sus escritos prevaleció la impronta anónima del obrero, del indio, del negro, del montubio, del excluido por las páginas oficiales.

Fue un constante suscitador de la nueva literatura, para lo cual estimulaba con su palabra a nacientes poetas y narradores. Por ello, en 2000, en el marco de las IV Jornadas de Poesía Joven, en mi ciudad: Otavalo, Pedro mantuvo un protagonismo latente, junto con más de cuarenta creadores provenientes de la diversidad ecuatorial, a la cual calificó de ‘generación desencantada’.

Su labor pública fue intensa como escritor, diplomático, dramaturgo, cineasta, político, servidor gubernamental, pero, esencialmente, como pidió que le recordaran: librepensador. De mano generosa, siempre demostró predisposición ante las inquietudes planteadas por quienes requerimos de su voz autorizada. Heredó el activismo comunista de su padre Pedro Saad Niyaim, reconocido dirigente sindical.

Pedro Saad Herrería: maestro en el trayecto inhóspito de la vida, infatigable conversador, culto personaje de comprometida militancia a favor de los otros. Pensador profundo. Cinéfilo empedernido. Guía y faro para las generaciones jóvenes. Conocedor de variados aspectos que se funden entre la realidad y la ficción. Viajero de utopías. Lector e investigador contumaz. Pedro: me quedo con tu verbo justo, con tu cátedra aleccionadora, con tus gestos de hombre generoso, con tu naturalidad que te vuelve enorme en la dimensión intelectual. Que tus cenizas perpetúen tu memoria.

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