Las decisiones que nos conducen a las elecciones del 2021 parecerían sucederse de espaldas a la realidad del país. Solo así se puede entender pretender llevarnos a una elección donde, a todos los vicios electorales del reciente pasado le sumarán la insensibilidad. Mientras en casi todos los hogares del país los ingresos se reducen o se pierden, con sufrimientos y tragedias de por medio, la señora Diana Atamaint -con sus consejeros de mayoría- pretende aumentar a USD 42,8 millones el Fondo de Promoción Electoral (FPE) del 2021.
Casi el doble del dinero que los ecuatorianos entregamos a los candidatos para promocionarse en 2017 y elegirse los asambleístas del diezmo, del reparto de hospitales y a los “discapacitados” morales, evasores de impuestos. FPE que para 2019 llegó USD 36,5 millones; dinero con el cual, a esa fecha y con ese monto, se publicitó a los alcaldes y prefectos que ahora gobiernan nuestras localidades. Muchos de los cuales hasta en medio de la pandemia y mortandad, siguen haciendo sus triquiñuelas.
Aumentar el FPE en estos momentos, resultará un agravio mayor. Dejar de atender tantas necesidades del pueblo (educación, salud e incluso brindarles dignidad en la muerte) por pagarles publicidad a candidatos que mañana nos terminarían defraudando, es de tremenda insensibilidad. En estas graves circunstancias hasta resulta una inmoralidad. Por una vez por lo menos pensemos y actuemos como nación. Decidan a favor de quienes más sufren por la falta de casi todo, en medio de la tragedia.
Con decisión política pueden elaborar un reglamento donde los medios privados que aprovechan las frecuencias de todos los ecuatorianos, cedan minutos a los candidatos para publicitarse por esos medios en campaña. A cambio, a los medios privados se les reduce el cobro del aprovechamiento de nuestras frecuencias. Ejecuten una pausa a un negocio que en campaña electoral maneja costos obscenos, enriqueciendo de forma exclusiva a los dueños de medios y agencias de publicidad. En tanto la calidad de la democracia en el país no paró de empobrecerse a cada elección. (O)