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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

Para enfrentar ‘El Niño’

17 de junio de 2014

El calendario de los campesinos, sobre todo el de los pequeños agricultores, se divide en temporadas marcadas por las condiciones climáticas en las cuales cumplen las tareas relacionadas con la producción de sus cultivos.

La normalidad de estas condiciones favorece la producción. Al perturbarse, no solamente ocasiona pérdidas económicas, sino que también quebranta la estabilidad familiar y sus consecuencias significan el abandono del campo rumbo a los suburbios de las ciudades, carentes de los más elementales servicios básicos: agua, alcantarillado y energía.

Entre los disturbios climáticos desastrosos que periódicamente se presentan tenemos el denominado fenómeno ‘El Niño’, el cual se manifiesta con prolongadas sequías o lluvias diluviales. Las evaluaciones oficiales realizadas durante el período 82-83, de las pérdidas ocasionadas por su presencia a la agricultura, estaba en alrededor de 233 millones de dólares.

La presencia del fenómeno ‘El Niño’ se identifica por temperaturas anormalmente altas en el mar, ocasionadas por la invasión de aguas cálidas que avanzan de norte al sur en el sentido contrario a la corriente de Humboldt y al debilitarse más de lo normal, las aguas cálidas, situadas al oeste de la misma, también penetran hacia la costa y provocan el calentamiento del mar, la temperatura y humedad de la atmósfera aumenta y se producen lluvias anormalmente copiosas y de gran intensidad.

Si bien la presencia de ‘El Niño’ puede advertirse por el monitoreo de los indicadores climáticos, la intensidad y magnitud de las consecuencias son de difícil predicción, dependiendo la respuesta no solamente de la oportunidad y confiabilidad de la información obtenida, sino también de la eficiencia y solidez de las instituciones (públicas y privadas) responsables de enfrentar el evento.

Los programas para afrontar las crisis deben elaborarse de común acuerdo con las organizaciones de la población, visibilizadas con anterioridad mediante la información histórica obtenida de los sectores geográficos y sociales vulnerables y contar con una agenda de acciones con agentes conocedores del área donde prestarán sus servicios.

Cuando las inundaciones se presentan es muy difícil emprender obras físicas que se debieron hacer oportunamente. Lo urgente en estos casos es asegurar la hospitalidad de los refugios para las familias desplazadas, atender la salud de los niños y establecer un fondo suficiente de emergencia de acceso inmediato para rehabilitar la actividad de los agricultores damnificados.

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