Este 29 de mayo se llevan a cabo las elecciones presidenciales en Colombia para escoger a las dignidades a la presidencia y vicepresidencia para el periodo 2022-2026. Su importancia radica en que es la primera vez que una candidatura de centro izquierda podría ganar los comicios en un país donde tradicionalmente ha gobernado la centro derecha. Aunque nada está dicho hasta el día de las elecciones y la experiencia no solo en Colombia sino también en la región ha evidenciado que la tendencia de primera vuelta puede cambiar en la segunda vuelta, lo cierto es que estos comicios son muy relevantes para nuestra región principalmente por el contexto histórico y social en el cual se están desarrollando, principalmente luego de los estallidos sociales de 2019 y 2021, y los bajos índices de aceptación del actual gobierno.
Hasta el momento, las encuestas de opinión ubican a Gustavo Petro y Francia Márquez (Pacto Histórico) en el primer lugar con un apoyo que superaría el 40%; seguido de Federico Gutiérrez y Rodrigo Lara (Equipo por Colombia) con el 21%; y, Rodolfo Hernández y Marelen Castillo (LIGA) con el 19%. Esto supondría una posible segunda vuelta. La gran pregunta es cuál de estas dos últimas candidaturas será la que pase a al ballotage con Petro y Márquez, considerando que el Uribismo se encuentra bastante desgastado y que el electorado colombiano se ha caracterizado por ser conservador.
Adicionalmente, para este proceso electoral existen algunos hechos que han marcado la agenda, entre ellos: 1) la dura campaña presidencial por las amenazas a las candidaturas presidenciales quienes realizaron su cierre de campaña con un fuerte resguardo de la fuerza pública; 2) la retirada de dos candidaturas a la presidencia (Ingrid Betancourt y Luis Pérez) quedando 6 de 8 binomios en la lid electoral; y 3) la dificultad que tendrá la gobernanza puesto que el llamado Pacto Histórico cuenta con la mayor bancada del Senado que, en caso de una virtual victoria, le ayudará en la gobernanza, pero será insuficiente para lograr mayoría por lo que le tocará buscar alianzas con las fuerzas que se le oponen.
Lo cierto es que quien ocupe la silla presidencial el próximo 7 de agosto deberá hacer frente a una serie de problemáticas económicas, políticas y sociales como la corrupción, conflicto armado, desempleo, implementación del acuerdo de paz, entre otros. Colombia transita así, entre la continuidad de gobiernos marcados por un signo de derechas y una alternativa inédita de cambiar diametralmente la orientación política de las últimas décadas.