Estamos viviendo de forma perpleja y con cierto miedo la pandemia del covid-19. Este patógeno es el responsable de infecciones pulmonares con un alto grado de letalidad que varía entre el 3% y 4 % de los casos de contagio con infecciones agudas de acuerdo con los datos de la OMS. Para controlar la expansión de esta epidemia se ha tomado como base las experiencias de mejores resultados en la contención de la propagación del virus. Se observa que gran parte de estas experiencias pone énfasis en las medidas efectivas que se toman al inicio de la pandemia. En este proceso se coloca como estrategia central la capacidad de coordinación y de cooperación de las entidades de gobierno que son representadas por las organizaciones públicas.
Se observa que hay la necesidad de coordinar y cooperar entre el gobierno central y los gobiernos autónomos descentralizados para que en sincronía se actúe de forma efectiva. Para esto en el mundo actual tenemos muchos medios tecnológicos para interactuar entre las organizaciones públicas y la sociedad que han dado buenos resultado.
En esta situación la calidad y la oportunidad de la información se vuelve clave. Lamentablemente hemos visto que desde hace algunos años las organizaciones que producen información para la toma de decisiones en lo público han perdido confiabilidad, porque han sido presas de los gobiernos para imponer reportes que sean a la medida de los intereses de las autoridades de turno. Esto se observó de forma clara en el gobierno anterior con tantos datos producidos alejados de la realidad.
Hoy más que nunca necesitamos una veracidad incontrastable de la información para generar políticas públicas de calidad y llegar a una coordinación y cooperación en beneficio de contener la terrible pandemia que estamos viviendo. No es posible tener contradicciones en los datos para enfrentar este virus, no podemos disponer de información sin sustento por parte de los medios que producen datos porque confunde, se desperdicia recursos y se toman medidas a destiempo.
Lo que hay que resaltar es el inmenso trabajo que está desarrollando el Estado y sus organizaciones públicas dentro de las limitaciones económicas tan graves y cuidado con desconocer esta situación, porque ya están apareciendo voces desentonadas y añejas que buscan aprovechar este escenario crítico para hablar de desestatización, de economía liberal y otros discursos que buscan reducir al Estado a la mínima expresión. (O)