Por un lado, tenemos a la vuelta de la esquina al añorado feriado de Semana Santa; un descanso gracias a la tradición cristiana, pero, por otro lado, tenemos frente a nosotros continuos estragos ocasionados por desastres naturales; inundaciones, un terremoto y todavía más inundaciones, que nos dejan un balance de decenas de miles de afectados y cientos de damnificados.
Momentos como estos nos pueden hacer reflexionar sobre nuestras vidas, la importancia de la familia, los amigos y todos nuestros seres queridos en comparación con otras cosas a las que dedicamos tanto, tanto tiempo ¿Y qué es algo que muchos de nosotros no hacemos y podría dar un giro de 180 grados a nuestra vida?... decir gracias.
La gratitud es un sentimiento poderoso que puede transformar nuestra vida, relaciones y perspectiva del mundo. No por nada, tiene un gran impacto en nuestro bienestar y relaciones interpersonales, pero, a pesar de ello, muchas veces la pasamos por alto en nuestra vida diaria. Es por esto que hoy quiero explorar la importancia de decir gracias y cómo podemos cultivar la actitud de gratitud en nuestras vidas.
Decir gracias es un acto de empatía y generosidad. Cuando agradecemos a alguien, estamos reconociendo el esfuerzo, tiempo y dedicación que una persona nos ha dado en algo hecho para nosotros; además, demostramos que valoramos y apreciamos la presencia y el apoyo de esa persona en nuestra vida.
Pero ojo, “gracias” es una palabra de siete letras cargada de poder, no sólo relacionada al recibir, porque también aplicamos la gratitud tras superar una dificultad. A menudo, con experiencias que nos enseñan lecciones valiosas y nos hacen más fuertes, generando así más resiliencia y crecimiento personal.
A pesar de que la gratitud sólo genera cadenas de reacciones positivas es complejo qué tan difícil resulta para muchos de nosotros expresarla; sea porque estamos ocupados, nos apena o, simplemente no sabemos cómo hacerlo. Por eso panas, aquí les presento algunos ‘Tips’ para cultivar gratitud y practicarla en nuestra vida diaria:
1. Reflexionar y hacer una lista de las cosas por las que estamos agradecidos; se puede empezar con algo tan simple como tener un techo sobre tu cabeza y comida en la mesa y después ir más allá, observar las pequeñas cosas que a menudo damos por sentado, personas o cosas que dan luz a nuestros días.
2. Apreciar los momentos presentes y enfocarse en lo positivo; muchas veces estamos tan preocupados por el futuro o lamentándonos por el pasado que no nos damos cuenta de los momentos maravillosos que estamos viviendo en el presente.
3. Aprender a recibir; debemos dejar de sentirnos incómodos al recibir cumplidos o agradecimientos y lograr aceptarlos y agradecerlos para así sentirnos apreciados y conectar mejor con los demás.
4. Ser específicos; dejar de simplemente decir "gracias" y explicar específicamente qué nos hizo sentir agradecidos.
5. Y, quizá la más importante, no dejar pasar las oportunidades que tenemos para agradecer a la vida y personas que nos rodean para expresar gratitud. Pero, ¿por qué es tan importante practicar gratitud? En primer lugar, mejora nuestro bienestar emocional y físico.
Estudios demuestran que las personas que practican gratitud tienen menos estrés, son más felices y tienen una mejor calidad de sueño. Además, la gratitud puede mejorar nuestras relaciones, haciéndonos más empáticos y aumentando nuestra capacidad de conexión con los demás.
Así que, ¡panas!, rompamos la ‘cuarta pared’. El mejor momento para practicar la gratitud es ahora, les invito, les reto, a tomar su celular y mandar un mensaje (los más atrevidos a llamar), a esa primera persona que invade sus mentes al leer estas líneas y digámosle lo mucho que estamos agradecidos por lo que ha hecho por nosotros. Puede ser al familiar que siempre nos apoya, a la pareja que nos prepara puntualmente esa taza de café en la mañana o, a los amigos que nos escuchan cuando más lo necesitamos… gracias, por lo que está… gracias, por lo que se fue.