Hace pocos días, la Tri hizo temblar a la selección albiceleste —15 veces campeona y 14 veces subcampeona continental—, en un partido de cuartos de final no apto para panas con problemas cardiacos. Ecuador se paralizó con millones de hinchas alentando a la selección que gracias a una definición por penales terminó con el sueño de hacerse por primera vez con el trofeo de la Conmebol Copa América.
El fútbol en julio es una fiesta mundial. Mientras los equipos se disputan la gloria en torneos llenos de historia y emoción, nos unimos en un fervor compartido. No importa si es la Copa América o la Eurocopa, el fútbol se convierte en un lenguaje universal que conecta.
Panas, no me caigan a piedrazos, porque confieso no ser el mayor amante del balompié, pero esto no nubla mi visión para comprender que, al menos en nuestro querido Ecuador, es el deporte rey. Con el que todos los ecuatorianos sonreímos, lloramos, nos abrazamos entre familiares y hasta discutimos entre amigos.
Y no panas, no te hace menos ecuatoriano no apoyar a la Tri, porque Ecuador deportivamente es mucho más que fútbol, es también halterofilia, ciclismo, boxeo, natación, ajedrez, y muchas disciplinas más que justo ahora conforman nada más ni menos que… ¡cuarenta deportistas clasificados para los Juegos Olímpicos de Tokio 2024!, quienes se disputarán contra otros diez mil atletas por una medalla en treinta y tres deportes, y obvio que también merecen nuestro apoyo.
Más allá de cualquier tensión por rivalidad, el deporte une mucho más de lo que separa, porque no se fija en raza, credo o clase social, sino en la disciplina, habilidad y en toda la preparación que llevó a los atletas hasta ese momento. Pero, ante todo… es ¡mágico!, porque nos une a todos como espectadores alentando a deportistas que nos representan con el amarillo, azul y rojo.
Así que, panas, les podrá gustar o no el fútbol, podrán estar contentos o molestos con el desempeño de la Tri, pero es innegable la capacidad que tiene el balón para unirnos como ecuatorianos gritando al unísono “¡¡GOOOL!!”.
Somos prueba en vida de cómo los gritos de apoyo trascienden a otras disciplinas. Ya celebramos el triunfo en marcha de Pérez, los podios ciclísticos de Carapaz y las numerosas victorias de las pesistas Dájomes. Y con emoción, no veo distante imaginar el día en el que nuestros gritos de apoyo permeen a todo deporte e inclusive pasen toda barrera para unirnos orgullosamente como ¡Ecuatorianos!