La democracia, tal y como la conocemos, está ante un reto de enormes consecuencias. Estamos claros de que el origen de nuestros problemas políticos nace en el hecho de que la democracia requiere de actores que ella misma es incapaz de producir, lo que dificulta sostenerla sobre sociedades bañadas en un magma de rencores cruzados, donde a unos no les importa la suerte de los otros.
Es en este escenario donde el presidente debe trabajar y blindarse para evitar cualquier caldo de cultivo en el ámbito social, político o económico. Nadie quiere revivir jornadas de terror y anarquía. Corre contra el tiempo.
Hay confianza en el trabajo de las Fuerzas Armadas, la Policía y en el de la Fiscalía para sancionar a quienes lo pretenden o intentan apoderarse de la Patria a través del narcotráfico. El país muestra unión ante posibles arrebatos. Será un palpitante 2024, con chispas de confianza.
El gobierno asumió funciones hace noventa días (23.11.2023) y busca, sobre un camino minado, demostrar capacidad y destreza para la búsqueda del crecimiento económico y la generación de empleo. Una institucionalidad carcomida por la corrupción y una inseguridad galopante ponen al mandatario a administrar una de las peores herencias de la historia.
Revertir la crisis corresponde a un ejecutivo con poca o ninguna fortaleza legislativa y con un pacto político que se tambalea. Es lo que parece empujar a Noboa Azín a la toma de decisiones que incluso podrían provocar resistencia. ¿13 o 15 % de incremento del IVA?
Sin descuidar lo nuestro, hay que monitorear lo que ocurrirá en el mundo, con dos guerras persistentes y la incertidumbre de 50 elecciones nacionales. En las democracias sólidas, los comicios se efectúan en un momento en que va en aumento la desconfianza en el gobierno, los electores están muy divididos y hay una ansiedad profunda y constante por las perspectivas económicas.
En muchos lugares del planeta, el escepticismo acerca de la globalización ha sido propiciado por el estancamiento de los ingresos, el declive de los niveles de vida y la desigualdad creciente. Se afirma que en un mundo en el que se reduce el comercio es cuando también se acortan los ingresos. Estiman que el crecimiento mundial en el 2024 será aproximadamente de un 3%.
Es deseo permanente que durante el 2024, brillen la honestidad, el progreso y el empoderamiento por días óptimos. Debe desaparecer del imaginario colectivo que Ecuador camina hacia la destrucción. ¡Hay razones para el optimismo!