Se conoció, hace poco, que un juez de los EE.UU. resolvió positivamente el reclamo de España sobre el tesoro de 594 mil monedas de oro y plata encontradas en abril de 2007, que se transportaban en la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, que naufragó en 1804.
Semejante riqueza ya fue entregada a España, país donde diversas instituciones hacen sus propios reclamos, en función de requerimientos culturales, museológicos, etc. Incluso diversos analistas económicos han sostenido que esa riqueza bien podría ayudar a la solución de la crisis económica española.
El oro y la plata fueron acuñados en Popayán y, según los primeros datos, provenían tanto del antiguo Virreinato del Perú como del de Nueva Granada (hoy Colombia). Se trata, por consiguiente, de una riqueza saqueada a la Hispanoamérica de la época, que si bien España la ha reclamado como suya, en última instancia pertenece a esta región continental.
Sin duda el hecho conforma, exactamente, un caso de Deuda Histórica, concepto que permite formular reparaciones, reclamos, indemnizaciones o reconocimientos de distinto tipo por parte de las regiones y países que fueron colonias contra las potencias colonizadoras.
Además, en el arreglo de EE.UU. con España, de acuerdo con lo que han destapado ciertos cables difundidos por Wikileaks, primaron las necesidades de relación política entre los países del Norte. Cabe entender el asunto, pues el reconocimiento de una Deuda Histórica con los países del Sur bien podría crear un precedente de reclamos en cadena.
En Colombia hubo una amplia reacción frente al tema, pues incluso familias de los descendientes de las víctimas del naufragio de la fragata mencionada se movilizaron para que el gobierno se interesara en demandar la recuperación del tesoro. De ello dio cobertura el periódico El Espectador. Las respuestas oficiales colombianas han sido ambiguas, en la espera de normas claras y reglamentadas sobre el patrimonio sumergido.
No fue la misma la actitud del Perú, donde existió interés desde el primer momento. Pero se ha sumado la clara posición de Ecuador, en la visita que hace pocos días hiciera el presidente Rafael Correa.
El mandatario ecuatoriano expresó su apoyo al presidente Ollanta Humala y sostuvo, claramente: “Ese oro es de Perú, es de Ecuador, es de nuestra América, también nosotros tenemos que reclamar ese oro”. Lo que hay que esperar, ahora, es concretar la reclamación, para lo cual se impone la presión ciudadana.