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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

Oriente Próximo: el conflicto histórico y el hambre

02 de noviembre de 2023

El conflicto entre Israel y el grupo armado Hamás que gobierna la Franja de Gaza, parte del “Estado Palestino”, tiene su causa final en la voluntad de hacer la guerra. ¿Cuál es la fuente de esa determinación o voluntad para optar por la medición de fuerzas armadas y en último caso, el exterminio del otro? La respuesta tendría que ver con tres factores fundamentales: el económico, el cultural y el histórico.

En términos históricos el Oriente Próximo se ha caracterizado por fenómenos de “larga duración”, entre los cuales se distinguen la guerra, el comercio, el uso de la moneda como forma de dinero y una religiosidad monoteísta basada en el Dios único y el pueblo escogido. La guerra ha sido una forma continua relacionada en parte con el control de las fuentes de agua separadas por largas distancias. En el pasado tuvo que ver con la disputa por espacios y rutas comerciales para el cobro del tributo. 

Las diferencias religiosas entre los distintos grupos del Oriente Próximo fueron nutridas a lo largo de milenios por grupos hegemónicos que institucionalizaron distintos matices interpretativos, anclados, sin embargo, a una misma raíz. Si algo no se ha desarrollado en el medio oriente, es la cultura laica. Aún, las formas “democráticas” tienen como su resorte más profundo la fe. La manera como se entiende la vida después de muerte es un aspecto importante a la hora de comprender cómo funciona la adhesión a la guerra.

A pesar que en estos momentos la guerra se despliega por la voluntad de grupos de poder locales y globales, movidos por propósitos económicos, existe una realidad social concreta, que genera las condiciones. Israel, con nueve millones de habitantes, es considerado por su PIB como un país desarrollado. Su tasa de desempleo se estima en el 4%, pero información no oficial señala que, en contradicción con su producción, existe una creciente pobreza. El porcentaje de desnutrición infantil es del 2.5% aproximadamente.

El caso de Palestina, con sus cinco millones de habitantes, contrasta: el índice de desempleo supera el 27% y en pleno conflicto es aún más grave. Sus niveles de desnutrición infantil son alarmantes, se carece de agua y en Gaza el suministro de alimentos depende de Israel. No sabemos si este es el caso, pero históricamente muchas guerras han empezado, cuando los regímenes deciden encaminar mano de obra desempleada, al trabajo de la guerra.

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